Si no es Germán, ¿quién?

Necesitamos un estadista que tome las riendas del Estado en el próximo cuatrienio y gobierne para todos los colombianos.

Hace exactamente cuarenta años, el expresidente Alfonso López Michelsen rompió su silencio como el agudo observador político que era para analizar las candidaturas presidenciales del Partido Liberal, después del gobierno conservador de Belisario Betancur entre 1982 y 1986. Por aquellas calendas, López señalaba que Virgilio Barco podía ser el candidato por falta de otro. Se preguntaba, entonces, si no es Barco, ¿quién?

En la época, estaba en boga la ley del péndulo para evidenciar la existencia de las oscilaciones que se producen cuando se genera un cambio en las preferencias políticas y electorales de los pueblos. La ley pendular determina que una acción corresponde a una reacción contraria de fuerza equivalente. Esta energía política, que nunca se destruye y siempre se transforma, obedece a un cansancio y profunda desilusión entre un gobierno y otro, que a la postre, genera cambios electorales.

De regreso al presente, en Colombia estamos transitando un sendero similar al de hace 4 décadas. El país nacional y el país político están cansados del desgobierno de un presidente que manda y trina, pero no gobierna. Un mandatario que ejerce el poder para beneficio de un grupúsculo de correligionarios socialistas y guerrilleros desmovilizados del M-19, pero que se niega a trabajar como jefe de Estado o comandante de las Fuerzas Militares para beneficio de todos los colombianos.

Después del desorden administrativo, la ausencia absoluta de gobernabilidad, la inseguridad, el activismo político y el entierro de tercera de la tecnocracia de la administración Petro, la gran mayoría de los colombianos, incluidos los millares de arrepentidos que votaron por él, quieren gobernanza, disciplina fiscal, crecimiento económico y progreso social. Después de la corrupción y el despilfarro, quieren pulcritud en el manejo de los recursos públicos.

Después de la abulia gubernamental y presidencial, quieren un gobernante comprometido con la democracia, el interés y la seguridad nacional, que respete la separación de poderes, la Constitución y la ley. Después del libertinaje estatal y la improvisación como forma de administración, quieren un gobierno fuerte que ponga orden.

El presidente Petro, aprovechando su innegable influencia para definir la agenda nacional, dio anticipadamente la largada a la liza presidencial del 2026. Ahora más que nunca necesitamos un estadista que tome las riendas del Estado en el próximo cuatrienio y gobierne para todos los colombianos. Parafraseando a López, a falta de otro, si no es Germán, ¿quién?

Germán Vargas Lleras es el único político colombiano, que no ha sido presidente de la República, que tiene talla de estadista. Todos le reconocen su amplia y exitosa carrera política como concejal, senador, ministro del Interior y Justicia, Vivienda, vicepresidente de la República, líder de Cambio Radical y candidato presidencial en dos ocasiones. Estas dos campañas políticas, fallidas, le sirven para corregir los errores del pasado y dirigirse, ahora sí, hacia la Casa de Nariño.

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1 comentario

  1. Ernesto Cavelier

    Andrés, apoyo el lanzamiento que haces, la estructura intelectual, su conocimiento del país, su seriedad y capacidad de análisis, hacen de German Vargas u candidato ideal.