Es probable que el crecimiento de la productividad se mantenga, gracias a una combinación de la demanda y la capacitación continuada de mejorar.
Gandhi decía que en medio de la oscuridad, la luz persiste. Tenía razón. Basta observar los resultados arrojados por el Indicador de Seguimiento de la Economía del Dane para comprobar que la llama de la esperanza se mantiene, a pesar de los rigores de la pandemia y del paro indefinido promovido por Petro en abril de este año. Este Indicador proporciona una medida objetiva de la evolución de la actividad real de la economía en el corto plazo, el cual se ubica, en julio de 2021, tres puntos porcentuales por encima de los niveles registrados en febrero de 2020.
En otras palabras, la economía colombiana dejó atrás los estragos de las restricciones económicas y de movilidad impuestas -por demasiado tiempo- por las autoridades nacionales y municipales para enfrentar la pandemia. Incluidos los efectos fatales de los bloqueos, violentos e irracionales, promovidos por Fecode, las centrales obreras, la coalición de izquierda y su pacto histórico para tumbar al Gobierno.
Si bien estos datos confirman la resiliencia de la economía nacional, es decir, la capacidad de adaptación frente a situaciones adversas, la recuperación económica ha sido desigual. Solo las actividades terciarias (servicios, comercio, banca, corretaje inmobiliario, entreteniendo y administración pública) superan en 4,6 por ciento los resultados alcanzados antes de la declaratoria de la pandemia en febrero de 2020. Mientras que las actividades primarias (agricultura y minería) y secundarias (industria y construcción) se ubican, en su orden, 9,0 y 1,5 puntos porcentuales por debajo de los niveles registrados en febrero de 2020.
De análoga manera, la reactivación del aparato productivo evidencia un rezago significativo en materia laboral. El desempleo aumentó de 10,9% en febrero de 2020 a 13,9% en julio de 2021, con lo cual el número de desempleados se incrementó de 2,7 a 3,4 millones de personas en igual periodo. Al examinar el comportamiento sectorial de la economía y la pérdida de plazas de trabajo, se concluye que nuestros empresarios se han visto obligados a hacer más con menos, es decir, a ser más productivos.
La historia económica y el sentido común nos indican que mientras la demanda supera la oferta -como ocurre ahora a nivel global y local- las empresas se esfuerzan por mantener a flote sus negocios con menos personal, es decir, con una actividad laboral reducida. El resultado paradójico es que este proceso de readaptación productiva forzado por las circunstancias externas mencionadas, se traduce en un aumento de la productividad, derivada del mejoramiento de los procesos productivos, mayor eficiencia administrativa y reducción de personal.
Hacia el futuro, es probable que el crecimiento de la productividad se mantenga, gracias a una combinación de la demanda, que se espera que se mantenga fuerte, y la capacitación continuada que permita mejorar constantemente las habilidades técnicas y la productividad de los trabajadores.
Roberto Ramírez Ocampo
Creo que darle semejante protagonismo a Petro es lo que viene posicionándolo. No creo que fueran ni él ni su partido quienes movieron semejantes paros.
Además, no es conveniente exaltar el miedo pues en ocasiones se obtienen resultados contrarios a los buscados.
Gracias