Las implicaciones del Brexit impactarán adversamente la inversión y el crecimiento económico británico.

La crisis política que se evidencia en Gran Bretaña desde la realización, hace tres años y medio, del referéndum a favor del retiro definitivo de la Unión Europea (Brexit por sus siglas en inglés) enfrenta un nuevo desafío el próximo 12 de diciembre. Por tercera vez en este quinquenio, 45 millones de británicos mayores de 18 años de esta asombrosa monarquía parlamentaria se ven abocados a participar en elecciones generales.

El tema central que domina el firmamento político británico sigue siendo el mismo, la terminación de su membrecía europea, acorde con el resultado del referéndum a favor del Brexit de junio de 2016.

Desde entonces, han caído en desgracia dos primeros ministros conservadores, David Cameron y Theresa May. El actual primer ministro, Boris Johnson, enfrenta una compleja encrucijada derivada de la perdida de la mayoría parlamentaria generada por la renuncia de selectos miembros de su partido conservador. Lo anterior se tradujo en la perdida de gobernabilidad y en el desespero generalizado de la población por la inacción burocrática y la polarización política resultantes. A la postre, esta situación se tradujo en la necesidad de nuevas elecciones generales para elegir los 650 miembros del parlamento y designar el nuevo primer ministro. Vale añadir que la mayoría de las circunscripciones electorales están en Inglaterra (con 533 bancas), Escocia (59), Gales (40) e Irlanda (18).

A diferencia de las elecciones anteriores, la compilación no ponderada de las 14 encuestas electorales mas recientes realizada por el periódico inglés, The Guardian, favorecen al actual primer ministro conservador, Boris Johnson, con el 43 por ciento, contra el 33 por ciento de su contendor, el laborista Jeremy Corbyn, socialista admirador de Stalin y reconocido antisemita, considerado por la prensa israelita como una ‘amenaza existencial para la vida judía en el Reino Unido’. Este resultado sería suficiente para recomponer, sin tropiezos, la mayoría parlamentaria a favor del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, que impulsa la candidatura de Boris Johnson, el acatamiento del plebiscito, y por tanto, la implementación del Brexit.

De concretarse la mayoría conservadora en el Parlamento inglés, el primer ministro Johnson le pondría fin a la era de mayor incertidumbre política observada desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el camino no será un lecho de rosas para el nuevo gobierno y sus aliados. Por el contrario, los desafíos que sobrevendrán después la elección serán realmente mayúsculos, vinculados con la aprobación del Acuerdo de Retiro del Reino Unido de la Unión Europea, con lo cual cesaría su membrecía desde el 20 de enero de 2020, comenzarían a regir los condicionantes y el periodo adicional de transición requerido para la consumación del Brexit.

El proceso negociador con la burocracia en Bruselas y las implicaciones del Brexit, especialmente en los primeros años de acendrado nacionalismo y recuperación de la soberanía comercial, seguramente impactarán adversamente la inversión y el crecimiento económico británico.

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co