La derrota del PSOE recae esencialmente en el presidente Sánchez. 

Las elecciones municipales y autonómicas en España realizadas el pasado domingo, se traducen en un cambio en el signo político a favor del conservador Partido Popular, PP, que magistralmente dirige con proyección nacional hace menos de un año desde la sede madrileña de la calle Génova, el experimentado barón electoral gallego, Alberto Núñez-Feijóo.

El verdadero termómetro político de orden nacional, los comicios municipales, favorecieron ampliamente al PP, que obtuvo el 31,5% de los votos, seguido por el partido de izquierda del Gobierno, PSOE, con el 28,1%. La tercera fuerza politica recae en la derecha de Vox de Santiago Abascal con el 7,2%, resultados que lo transforman en el partido bisagra requerido para concretar coaliciones en seis Comunidades Autónomas y en varios Ayuntamientos, y contribuir con la derogación del sanchismo en España y en Hispanoamérica.

La admirable victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de la capital española, les permitirá gobernar a sus anchas, sin coaliciones políticas. A lo anterior se suman la conquista de la joya de la corona socialista, Andalucía, teñida de azul hasta los tuétanos -salvo en Jaén- y la recuperación de Valencia por el PP, en presumible coalición con Vox.

La derrota del PSOE recae esencialmente en el presidente Sánchez, quien utilizó la vara del todo vale para mantener su coalición de Gobierno con el presupuesto estatal y los jugosos anuncios de gasto público en sus mítines políticos, que luego eran avalados por Consejo de Ministros.

La rebaja de penas por malversación de fondos y sedición, la Ley ‘solo si es así’, la claudicación ante los antiguos terroristas de ETA elegidos al amparo de Bildu y la sombra del fraude electoral acabaron por favorecer a los separatistas catalanes y vascos, así como a violadores y abusadores sexuales.

Estas erráticas e ignominiosas acciones oficiales fueron duramente castigadas por los electores españoles en los comicios locales. El presidente de Gobierno no tenía alternativa distinta que arrogarse como propia la estrepitosa derrota electoral de carácter plebiscitario, sin precedentes desde 2011. 

Sus socios de izquierda radical, Podemos, al igual que Ciudadanos, rayan en la irrelevancia. Sánchez, con el agua al cuello, ahora se juega el todo por el todo con el inesperado adelanto de las Elecciones Generales para el 23 de julio, con lo cual las Cortes, el Congreso y el Senado, se disuelven. 

Sánchez pretende aplicarle un torniquete a la sangría electoral de las pasadas elecciones e impedirle a Feijóo la consolidación de los valores democráticos y de libertad del PP en las regiones.

Para Feijóo -ungido como candidato a la presidencia de Gobierno por el PP-, las elecciones son “mejor temprano que tarde”, razón por la cual salta a la palestra con dirección única, el Palacio de la Moncloa.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH 
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co