Estados Unidos confirma que Colombia se transformó en el mayor productor y exportador de cocaína del mundo a partir de 2013.
El Informe de Estrategia de Control Internacional de Narcóticos del Departamento de Estado norteamericano, publicado la semana pasada, presenta un panorama desolador respecto de la gestión del anterior Gobierno. En desarrollo la sección 489 (a) (3) de la Ley de Autorización de Relaciones Exteriores, Estados Unidos confirma que Colombia se transformó en el mayor productor y exportador de cocaína del mundo a partir de 2013, además de fuente importante de precursores químicos y lavado de dinero del narcotráfico.
De acuerdo con la
Determinación Presidencial de Donald Trump, contenida en el Memorando
2018-21806 dirigido al Departamento de Estado el 11 de septiembre del
2018, la producción y el tráfico de drogas ilícitas proveniente de
Colombia en ese periodo “afecta directamente la seguridad nacional y la
salud de los norteamericanos”.
El informe del Departamento de
Estado concluye que entre los elementos que contribuyeron al vertiginoso
aumento del cultivo de coca en Colombia, estimado entre el 2013 y el
2017, sobresalen el fin de la aspersión aérea con glifosato exigida por
la Corte Constitucional; el negativo impacto del programa de sustitución
de cultivos de la pasada administración, que creó incentivos perversos
para que los cultivadores plantaran más coca; el incumplimiento por
parte de las Farc de las disposiciones sobre drogas ilícitas del acuerdo
de paz; la violenta manipulación de las protestas sociales y los
explosivos improvisados usados para aniquilar a los erradicadores en los
campos de coca.
Basados en encuestas directas a los
productores, se desprende que en Colombia el cultivo de coca produce, en
promedio, 4,5 cosechas al año más que hace una década. El desempeño de
la productividad cocalera nacional, forjada por los agrónomos de los
carteles mexicanos, implica que las 209.000 hectáreas de coca de finales
del 2017 equivalen a 940.500 hectáreas del alcaloide del 2007.
Desde
el 2013, la despenalización de la dosis mínima convirtió a Colombia en
el cuarto país consumidor de cocaína y marihuana de Suramérica. Sin
embargo, el informe en comento evoca la favorable reversión de las
disposiciones de dosis mínima de la presente administración y los
positivos resultados de ‘Antioquia Libre de Coca’, que permitió reducir
los cultivos de coca en el 2017, iniciativa que congrega a las
autoridades nacionales y regionales, la policía, las Fuerzas Militares y
el sector privado.
El Departamento de Estado reconoce los
objetivos y el mandato claro de la estrategia antinarcóticos del
presidente Iván Duque, anunciada el 13 de diciembre del 2018, la cual
busca reducir el consumo doméstico de drogas ilícitas, desmantelar las
organizaciones criminales, interrumpir los flujos financieros del
narcotráfico e incrementar la presencia estatal con oportunidades
económicas en las zonas rurales productoras, de suerte que en cinco años
se reduzcan los cultivos de coca y la producción de cocaína en 50 por
cierto.
El Ejecutivo y la Corte Constitucional tienen ahora le
responsabilidad de sacarnos del laberinto cocalero en el que nos
encontramos.