Como psicólogo, Todd considera que los viajes deben usarse habitualmente para lograr lo contrario: salir de la zona de ‘confort’
Las vacaciones de fin de año son una época propicia para meditar sobre las ventajas de los viajes a sitios desconocidos. Todd B. Kashdan comparte sus reflexiones en un artículo publicado por Harvard Business Review, titulado The Mental Benefits of Vacationing Somewhere New.
Ciertamente, dice Todd, resulta tentador hacer las mismas vacaciones cada año a una playa conocida, su ciudad favorita o finca de recreo. A menudo, elegimos la comodidad, la previsibilidad y la relajación que ello genera. Claro que hay beneficios al hacerlo. Sin embargo, viajar también puede ser una valiosa oportunidad para el crecimiento personal y familiar.
Como psicólogo, Todd considera que los viajes deben usarse habitualmente para lograr lo contrario: salir de la zona de confort, exponerse a la incertidumbre y evitar el descanso en exceso para favorecer la exploración y el aprendizaje particular y familiar. Según la investigación realizada por Todd entre 485 adultos en Estados Unidos, las vacaciones producen tres beneficios importantes: mayor agilidad emocional, empatía y creatividad.
La fortaleza emocional impide reaccionar en caliente y permite recopilar la información necesaria para comprender las posibles causas de las emociones en juego para luego decidir intencionalmente sobre cómo manejarlas. En el estudio en comento, la exposición a los viajes al exterior se relaciona con una mayor capacidad para dirigir la atención y la energía para funcionar de manera eficaz y mostrar señales verbales y no verbales apropiadas para controlar los sentimientos negativos. La visita a más países y la mayor inmersión en la cultura local mejoró estos efectos, que se mantuvieron después de que los sujetos del estudio regresaron a su hogar.
La empatía también aumenta cuando los viajes nos empujan a nuevos territorios. Aquellos que viajaron al extranjero mostraron mayor capacidad para no emitir precipitados juicios de valor sobre una persona hasta no adquirir información más allá de las cualidades superficiales cómo edad, sexo, raza, religión u origen étnico. Estos viajeros también resultaron más aptos para a discernir si las acciones de una persona reflejaban atributos arraigados de personalidad, o si, por el contrario, respondían a factores externos que podrían influenciar su comportamiento. Las personas que viajaron a más países desarrollaron mayor tolerancia y confianza en los extraños, lo que alteró positivamente sus actitudes hacia ellos y hacia sus colegas y amigos. En pocas palabras, los aventureros apreciaron más a las personas con nuevos conocimientos, filosofías y habilidades.
La tercera ventaja de las vacaciones -más allá de lo habitual- es el desarrollo de la creatividad. Un estudio de 46 trabajadores holandeses descubrió que después de pasar unas vacaciones internacionales de dos a tres semanas, estos pudieron generar más ideas y mejores soluciones. Otros investigadores han descubierto que una mayor exposición a otras culturas, a través de viajes, amistades internacionales, idiomas diversos, música y comida de otros países, se relaciona con la pronta resolución de problemas no convencionales.
¡Felices vacaciones a lo desconocido!