El informe de la junta directa del Banco de la República, dirigido al Congreso Nacional confirma el creciente deterioro de las cuentas externas de nuestro país. Para el 2015, el Emisor proyecta una importante reducción del valor de las exportaciones totales, al igual que una caída de las importaciones, con lo cual “el resultado del balance comercial podría ser más negativo que el del 2014”.
En efecto, el déficit en la cuenta corriente pasó del 3,2 por ciento del PIB en el 2013 al 5,2 por ciento en el 2014; el desplome de nuestro comercio exterior podría traducirse en un incremento del descuadre comercial superior al 6 por ciento del PIB en el 2015.
Este oscuro panorama no puede ser fuente de complacencias estatales. Las señales de alarma deberían concentrarse especialmente en la solución de los tortuosos obstáculos que traban el comercio exterior colombiano. El Centro de Comercio Internacional (CCI), agencia de la OMC y la ONU, con sede en Ginebra, Suiza, publicó recientemente un estudio sobre las barreras no arancelarias que embrollan el comercio exterior colombiano y anulan los beneficios de los TLC. El documento confirma que en el 65 por ciento de los casos, los problemas reportados por los exportadores se explican por atascos burocráticos. Cabe añadir el adverso impacto del Decreto 380 del 2012, que promovió el cierre de 3.800 comercializadoras internacionales.
El CCI identificó siete gravosas medidas que enredan los negocios de exportación de nuestro país: inspección, requisitos técnicos, certificaciones, impuestos y gravámenes, licencias o permisos, registros de exportación y medidas de reexportación. Las entidades responsables mencionadas en este estudio son la Dian, la Policía antinarcóticos, el ICA y el Invima.
A pesar de que el grueso de la problemática exportadora nacional es de origen oficial, nuestros principales socios también tienen velas en este entierro. En el caso de Perú, socio andino y miembro de la Alianza del Pacífico, el 93 por ciento de los impedimentos para exportar se originan en este país. En Ecuador, además de imponer ilegalmente una sobretasa discriminatoria contra el comercio de Colombia, el CCI sostiene que el 80 por ciento de las medidas no arancelarias se genera en la nación vecina. Venezuela es caso aparte; la prevalencia de la visión política gubernamental sobre los temas económicos favorece a China, Argentina, Brasil y Nicaragua, en detrimento de nuestros legítimos intereses comerciales, que el Gobierno soslaya de manera soterrada.
México, otro socio en la aventura de la Alianza del Pacífico, además de activar la demora en la expedición de visados sanitarios, no acepta los certificados oficiales del ICA, con lo cual paraliza las exportaciones del agro nacional. En materia de etiquetado, la falta de transparencia les impide a los exportadores colombianos cumplir con las normas exigidas por las entidades mexicanas.
¡Llegó la hora de pasar de las trabas a la facilitación de comercio!