De acuerdo con el Banco de la República, la balanza de pagos de nuestro país registró, al 25 de julio pasado, un déficit anual en la cuenta corriente de 4.282 millones de dólares, superior al observado hace un año por valor de 3.030 millones de dólares. La ampliación del 41 por ciento en la brecha externa –el talón de Aquiles de la economía nacional– evidencia el creciente déficit comercial de bienes de 3.151 millones de dólares y el déficit estructural de la cuenta de servicios de 1.132 millones de dólares.
El deterioro de los resultados cambiarios a nivel comercial, refleja el desplome del 21,5 por ciento del valor de las exportaciones, la menor caída (del 3,3 por ciento) de las importaciones y el deterioro de los términos de intercambio del 7 por ciento. Esto último ligado al declive de las cotizaciones internacionales del café y del sector minero-energético (renglones que concentran el 74 por ciento de nuestras exportaciones), respecto de los precios de las mercancías importadas.
El Informe del Emisor permite concluir que el déficit de la cuenta corriente se financia con la entrada neta de capitales y, de manera progresiva y azarosa, con recursos de corto plazo. Al examinar sus componentes, sobresalen la inversión extranjera directa por 9.379 millones de dólares y la recepción de 8.255 millones de dólares de inversión extranjera de portafolio, equivalente al triple de lo invertido el año anterior. Este desembolso responde a la recomendación del JP Morgan de aumentar, entre marzo y septiembre de 2014, la exposición financiera internacional en títulos de deuda colombiana, generada por la revaluación del peso, las rebajas tributarias y la seguridad de nuestro mercado de capitales.
El preocupante aumento de las necesidades de financiamiento externo de la balanza de pagos del país, revela los efectos perversos de la revaluación, el fracaso de la política de diversificación de exportaciones, el debilitamiento de la cuenta corriente de bienes, el desequilibrio estructural de la balanza de servicios, el descenso del ingreso de remesas de los trabajadores colombianos y el apetito inversionista de los nacionales en el exterior.
Al analizar las perspectivas de la balanza de pagos para el 2014, el Banco Central concluye en su Informe al Congreso Nacional, que la desaceleración de la demanda externa y el buen desempeño local pueden traducirse en una ampliación del déficit en la cuenta corriente, el cual podría “ubicarse en un rango entre 3,8 por ciento y 4,2 por ciento del PIB”, uno de los más elevados del mundo.
Por ahora, si bien las condiciones de financiamiento del país siguen siendo favorables respecto de la inversión extranjera y el crédito externo, deberíamos emitir una alerta naranja y tomar medidas urgentes para contrarrestar el riesgo de una caída intempestiva de los flujos de capital foráneos.