Las restricciones impuestas a nivel global y nacional han tenido un impacto adverso en materia laboral y familiar, especialmente entre las mujeres y los jóvenes. Según una encuesta realizada entre los lectores del Financial Times, dos de cada cinco madres se han visto obligadas a dar un paso atrás en el trabajo, o están pensando hacerlo, para dedicarse al cuidado de sus hijos. 

A nivel mundial, el 90% de los niños en edad escolar se mantuvieron en sus residencias bajo la tutela de sus padres. Francesca Caselli, economista del FMI, advierte sobre “un posible agravamiento de la desigualdad de género, dado que las mujeres deben comprometer sus oportunidades laborales si tienen que quedarse en casa para cuidar a los niños”. 

En los países de la OCDE, Colombia incluida, el 25% de las mujeres tenían trabajos de tiempo parcial antes de la pandemia, más del doble de la proporción de los hombres. La participación de las mujeres también era mayor en trabajos mal remunerados y en los sectores más afectados por las cuarentenas, particularmente el comercio al por menor, hotelería, restaurantes, turismo, bares y discotecas. 

Con la pandemia, el hogar como concepto social dejó de serlo para convertirse en un centro de estudios para los hijos, lugar de trabajo para los padres que mantuvieron sus empleos y sitio de entretenimiento familiar. Las consecuencias colaterales han sido significativas, las cuales incluyen el aumento del estrés, la violencia intrafamiliar y una mayor incidencia de las enfermedades mentales. 

En Colombia, las cuarentenas oficiales aumentaron la desigualdad de género y descarrilaron laboralmente a los jóvenes. Según el Dane, el desempleo entre las mujeres subió de 16,5% en enero de 2020 a 22,7% en enero de 2021. El desempleo entre los hombres se incrementó de 10,4% a 13,4% en el igual periodo, con lo cual la brecha de género ascendió de 6,1% a 9,3%. Igual ocurrió en el mercado laboral de los jóvenes, grupo especialmente golpeado durante la pandemia. 

Las políticas de generación de empleo, particularmente de mujeres y jóvenes, deben promover la presencialidad educativa y laboral.