Desde 2005, la proporción de personas que están insatisfechas con la democracia ascendió de 48 a 58 por ciento.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge, el rápido avance de la democracia observado a nivel global durante las décadas de los años 1970, 1980 y 1990 se detuvo de manera significativa a comienzos del presente siglo.
En esta nueva era, caracterizada por una creciente recesión democrática, las instituciones de todo el planeta han enfrentado numerosos reveses de los valores democráticos, que van desde golpes militares y crisis políticas internas hasta la elección de líderes populistas o autocráticos dispuestos a emplear su cargo para erosionar el estado de derecho, la separación e independencia de los poderes públicos que sustentan la democracia moderna.
Desde 2005, la proporción de personas que están insatisfechas con la democracia ascendió de 48 a 58 por ciento. Este es el nivel más elevado de descontento democrático global observado en la serie estadística recopilada por la Universidad de Cambridge en 170 países entre 1973 y 2020.
Después de un aumento importante en la insatisfacción cívica en la pasada década, el año 2019 representa el punto más alto en la percepción de déficit democrático registrado en el mundo, equivalente a una quinta parte de la población.
Si bien existe insatisfacción con el desempeño de la democracia, tanto en las naciones desarrolladas como en desarrollo, existen diferencias entre las dos. En las democracias desarrolladas, la satisfacción del público se ha erosionado a partir de la década de 1990, con incrementos en los niveles de descontento de un tercio a la mitad de los ciudadanos encuestados.
Por el contrario, en las democracias en desarrollo, particularmente de Latinoamérica, África y Europa del Este, los grados de descontento han sido agudos; más de la mitad de los encuestados se encuentran insatisfechos, apreciación con una leve tendencia al alza en el último cuarto de siglo.
El informe clasifica el sentimiento democrático en cuatro grupos: el primero corresponde a las naciones en las cuales más de las tres cuartas partes de los ciudadanos están satisfechos con su democracia (Suiza, Países Bajos, Dinamarca y Luxemburgo); el segundo se refiere a los casos preocupantes donde más de una cuarta parte pero menos de la mitad de la población está insatisfecha con sus instituciones democráticas (Europa central, incluida Alemania, Canadá y Australia); el tercero corresponde al malestar democrático en el cual la mayoría de los ciudadanos se siente insatisfecha con el desempeño democrático (Estados Unidos, Japón, Reino Unido, España y Francia); y, por último, aquellos estados que enfrentan una crisis de legitimidad democrática, categoría conformada, en su orden, por México, Brasil, Moldavia, Colombia, Perú, Ucrania y Venezuela.
Pese a que resulta ilógico ubicar a Colombia en el sótano de la democracia al lado de la dictadura venezolana, es posible que la percepción nacional de insatisfacción democrática se origine en el desprecio de los resultados del plebiscito de 2016, la legislación por decreto, la corrupción y la impunidad asociada con Odebrecht y el Cartel de la Toga.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co