Paliza histórica

Galán tiene una oportunidad histórica para liderar desde la capital un movimiento político regional de impacto nacional. 

La aplastante victoria de Carlos Fernando Galán, del Nuevo Liberalismo en la liza por la Alcaldía Mayor de Bogotá representa el mayor cambio de rumbo político de los últimos tiempos. Por sí sola, refleja de manera inobjetable el hastío de la ciudadanía con el manejo de la ciudad, los desvaríos, la dirección y la injerencia del presidente, Gustavo Petro, en los asuntos nacionales y regionales a lo largo y ancho del país.

Petro y la coalición de Gobierno liderada por el Pacto Histórico sufren la mayor derrota y deberían asumir, en consecuencia, plena responsabilidad por haber fraguado y perdido, sin atenuantes, el plebiscito popular del pasado 29 de octubre.

Tiene razón uno de los mayores perdedores de la jornada electoral, el exsenador, Gustavo Bolívar, quien le dijo al diario El País de España, que “en la Alcaldía de Bogotá nos jugamos la supervivencia del Pacto Histórico”, que en la pasada contienda electoral quedó hecho “pedazos”.

Las repercusiones futuras son de gran calado. La política nacional y regional, la composición del gabinete, así como el relacionamiento con el Congreso Nacional deben ajustarse a las nuevas prioridades reveladas magistralmente por Galán en su discurso de la victoria del pasado domingo.

Galán propone tres tareas fundamentales:

1. La protección de la ciudad donde la inseguridad tiene que ceder rápidamente.
2. “Sacar adelante la primera línea del Metro cómo está planteada”. 
3. Convocatoria a los empresarios para luchar contra el hambre de 2,4 millones de personas, que en Bogotá no se alimentan bien.

Galán entiende que hay otros retos de importancia, que no menciona, para lograr que la ciudad recupere “su orgullo y su esperanza”. La realidad es que Bogotá se ha vuelto una ciudad gris, fea y abandonada a su suerte.

La explicación de lo ocurrido durante las anteriores administraciones de izquierda -mal llamadas progresistas cuando son exactamente lo contrario, retrogradas en grado superlativo-, tiene relación directa con el efecto que ha tenido durante estas administraciones el denominado ‘síndrome de las ventanas rotas’.

La teoría de las ventanas rotas surgió a partir de un experimento de psicología social llevado a cabo por Philip Zimbardo en 1969, que le permitió concluir con la siguiente percepción: cuando algo está abandonado, su destino no le importa a nadie, lo cual puede desencadenar comportamientos vandálicos en contra de su entorno, como ocurre actualmente con los grafitis, la destrucción de fachadas y monumentos públicos en toda la ciudad. Esto no puede continuar.

Galán tiene una oportunidad histórica para liderar desde la capital un movimiento político regional de impacto nacional, que le devuelva a los ciudadanos el sentido de pertenencia y la fe en la ciudad y en el país, que lo tienen todo para brillar en el ecosistema urbano y social, con seguridad y movilidad ciudadana.

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co

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1 comentario

  1. Ernesto Cavelier

    Andrés, excelente documento resaltando el programa inmediato de Galán para la ciudad, sin perder de vista la importancia de tener una visión nacional desde la capital, que irradie en forma ejemplar a todas las ciudades, de mayor o menor tamaño, pero que son entornos urbanos y que como tales siguen el ejemplo de la capital. Bogotá debe dar ejemplo sobre la forma de gobernar ese entorno urbano, cómo los ciudadanos se deben comportar para beneficio de quienes comparten ese paisaje y cómo la colaboración con un espíritu de civilidad permitirá ampliar las dimensiones personales y colectivas de cada miembro de la comunidad. Convendría ampliar el párrafo sobre el ‘síndrome de las ventanas rotas’, tal vez junto con la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, para proponer acciones específicas para el mejoramiento de la ciudad.