Preocupan los errados lances gubernamentales contra las libertades económicas y gremiales.
La democracia liberal, como la entendemos en la actualidad, descansa en la separación de los poderes públicos (ejecutivo, legislativo y judicial) y en el respeto de las libertades fundamentales consagradas en la Carta Magna. Con la elección en Colombia del primer presidente de izquierda con un ideario socialista, cabe preguntarse si la democracia en nuestro país corre algún peligro en estos azarosos tiempos que vivimos.
Al examinar el comportamiento político de los primeros días de la administración de Gustavo Petro, resulta evidente el interés del gobierno de cooptar al Congreso, recientemente elegido en la urnas. Los resultados están a la vista. Con la excepción del Centro Democrático, y últimamente de Cambio Radical, los demás partidos y movimientos políticos, de variado y contradictorio pelambre ideológico, se unieron al bando del gobierno -del Pacto Histórico- para consolidar la gobernabilidad, gracias a la mermelada burocrática y a los cantos de sirena de la reforma política, que les permitiría borrar la separación de poderes e ingresar al gabinete.
Así pues, el primer muro de defensa democrática es el poder judicial representado por las cuatro altas cortes (Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, Corte Constitucional y Consejo Superior de la Judicatura). De ellos, y de los jueces, depende el imperio de la ley y la defensa del Estado de Derecho de nuestro país.
La democracia también enfrenta serias amenazas cuando se limitan o suprimen, de forma velada o directa, las libertades constitucionales representadas por la libertad de opinión, libertad de prensa, libertad económica e iniciativa privada, la libre competencia, respeto de la propiedad privada y la independencia administrativa, patrimonial y técnica, así como el régimen legal propio del Banco de la República.
Resulta incomprensible que el presidente sostenga, desde México, que “Colombia, durante dos siglos, no pudo construir una democracia”, democracia que, valga aclarar y rectificar, lo eligió jefe de Estado. También preocupan los errados lances gubernamentales contra las libertades económicas y gremiales; el peligroso cuestionamiento de los títulos legítimos de propiedad rural y la consecuente oleada de invasión de tierras que golpea el agro nacional; los equivocados anuncios de limitación de la libre competencia ligados a la animadversión evidenciada contra los TLC y el aumento de aranceles, a niveles prohibitivos, a las importaciones de confecciones. A lo anterior se suman los enunciados de campaña contra la independencia del Emisor y los disparatados trinos presidenciales contra su Junta Directiva por el alza de los tipos de interés aplicados para frenar la inflación, que en su imaginario, sirven de correa de transmisión de la recesión mundial.
En consecuencia, el segundo muro de contención requerido para preservar, incólumes, la democracia y las libertades constitucionales de Colombia, está conformado por la opinión pública, los medios de comunicación y la clase politica y empresarial, incluidos los petristas arrepentidos.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co
HECTOR GUTIERREZ P
Estaba en mora de que alguien se pronunciara como se están derribando los muros que sostienen la democracia, tan golpeada por la forma de manejo de la Izquierda que se basa en que cualquier método así sea delicuencial ó inescrupuloso, es valido, para hacerse y conservar el Poder con la complacencia de los Políticos siempre reconocidos como corruptos y sin ningún apego a la decencia con que se debe manejar nuestro País y todos los Países del Mundo.
Donde están nuestros abogados, magistrados, líderes, etc, para defender y pronunciarse a favor de nuestra Democracia y evitar que el actual gobierno nos sigan atropellando tan vilmente; vamos caminando a los pasos de Venezuela….