Un informe confirma que las Farc son la organización que “mayor impacto indirecto tiene en la droga estadounidense”
La Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las Drogas del 6 de diciembre del 2016, preparada por la Sección de Inteligencia Estratégica de la DEA, expone nuestra cruda realidad al confirmar que “Colombia seguirá siendo la principal fuente de suministro de cocaína en Estados Unidos”. De acuerdo con la DEA, la desaparición de los cárteles de Medellín, Cali y el Norte del Valle, fortaleció las organizaciones criminales transnacionales mexicanas (carteles de Sinaloa, Jalisco, Juárez, del Golfo, Zetas y Beltrán-Leyva), las cuales se convirtieron en los principales proveedores de drogas ilícitas en el mercado estadounidense. Las organizaciones criminales colombianas mantienen el control sobre la producción y el suministro de coca, utilizando como principales medios de transbordo marítimos y aéreos a México, Centroamérica, República Dominicana, Ecuador y Venezuela.
A pesar del proceso de paz, el tráfico de drogas en Colombia estuvo dominado por las ‘bacrim’ y las Farc en el 2015 y comienzos del 2016, las cuales, según la DEA, son aliadas y trabajan conjuntamente. Sin embargo, el informe confirma que las Farc son la organización que “mayor impacto indirecto tiene en la droga estadounidense”. La DEA estima que la producción de cocaína pura de Colombia creció 68 por ciento entre el 2014 y el 2015, la cual pasó de 250 a 420 toneladas. En consecuencia, la cantidad de cocaína de exportación aumentó en el 2015, la cual “probablemente llegará a Estados Unidos en el 2016”.
En octubre del 2015, acorde con la Evaluación de la DEA, el Gobierno colombiano puso fin a más de 15 años de erradicación aérea de coca, debido a la “preocupación que el herbicida, glifosato, pudiera causar problemas de salud. Los datos de numerosos estudios de coca de la DEA indican que el programa de aspersión aérea en Colombia ayudó a reducir la productividad de la producción de coca en las regiones asperjadas”. La DEA añade que este es un factor que “contribuye a que el cultivo de coca colombiano y la producción de cocaína probablemente continuarán aumentando en el corto plazo”.
Así las cosas, resulta de especial importancia el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto suscrito entre el Gobierno y las Farc, el cual declara que “para construir la paz es necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, incluyendo los cultivos de uso ilícito”. Llama poderosamente la atención el hecho de que el Acuerdo Final hace referencia expresa, en cien ocasiones, a “cultivos de uso ilícito”, en lugar de afirmar “cultivos ilícitos”, conforme a los compromisos universales de Colombia en el marco de las Naciones Unidas. Lo anterior, seguramente se explica por un desliz tipográfico, que debería incorporarse en la fe de erratas de lo convenido entre las partes. En caso contrario, el Acuerdo Final plasmaría, de manera irreflexiva, que la ilicitud en materia de drogas no está en su cultivo, sino únicamente en su consumo, con lo cual se transgrediría la jurisprudencia internacional y se legalizaría su siembra.