Las camarillas cibernéticas en el país usan programas políticos automatizados para aumentar la desinformación.
Desde hace cuatro años, la Universidad de Oxford monitorea y analiza la masiva actividad de desinformación con fines políticos de un sofisticado conjunto de tropas cibernéticas, que define como actores gubernamentales, políticos y empresariales, encargadas de manipular la opinión pública mundial en tiempo real.
El estudio de marras, titulado “Industrialized Disinformation 2020. Global Inventory of Organized Social Media Manipulation”, construye un inventario de estrategias, herramientas y técnicas de propaganda computacional en 81 países, Colombia incluida, que es preciso evaluar y contrarrestar, especialmente a la luz de la agitada época preelectoral que se avecina en nuestro país.
Las cuatro estrategias cibernéticas de alta, media y baja capacidad identificadas por la Universidad de Oxford comprenden la propaganda computacional a favor del gobierno o del partido en el poder, que permita amplificar artificialmente los mensajes de apoyo político.
El segundo tipo de estrategia incluye el montaje de campañas de difamación contra el establecimiento y sus representantes por parte de la oposición al gobierno de turno. La tercera estrategia engloba el desestímulo o la supresión de la participación ciudadana en los asuntos públicos y la imposición de una mordaza o censura a la libertad de prensa, mediante el acoso derivado de la difusión de propaganda política falsa o tendenciosa.
En cuarto lugar, los partidos políticos de inspiración populista emplean, para su propio beneficio, narrativas amañadas en las redes sociales que generen discordancias entre ciudadanos.
Las principales herramientas usadas por las bandas cibernéticas para crear perfiles simulados en las redes sociales, incluyen programas políticos automatizados (bots en inglés), destinados a difundir noticias falsas, e incluso campañas de odio y polarización en las plataformas digitales como Facebook, Twitter, Google y WhatsApp.
Otras técnicas de hostigamiento político cibernético contienen, por un lado, la minería de datos (data mining en inglés), definida como la tecnología que permite explorar grandes bases de datos (big data en inglés) de manera automática o semiautomática con el objetivo de encontrar patrones repetitivos que expliquen y proyecten su comportamiento presente y futuro, y por el otro, las agresiones políticas cibernéticas en línea o trolling, como se conoce este fenómeno en internet, que busca descalificar a los enemigos políticos de sus promotores.
Según el estudio de la Universidad de Oxford, en Colombia existen mecanismos de baja capacidad de tropas cibernéticas de carácter puntual, que involucran a pequeños equipos que pueden estar activos durante las elecciones o los referendos nacionales, pero que detienen su actividad hasta el próximo ciclo electoral, como el actual.
Las camarillas cibernéticas en Colombia hacen uso de programas políticos automatizados para aumentar la desinformación, conocidos también como bodegas informáticas, y de campañas humanas, individuales o colectivas, de manipulación y desprestigio visceral de la narrativa, histórica y actual.
Estas cuadrillas funcionan a nivel nacional, sin operaciones o sucursales en el extranjero, pero con sombría injerencia del exterior, que es preciso identificar y proscribir del mapa político nacional.