El plan de acción propuesto enciende una luz de esperanza para responder al reto de producir más y mejor en el 2030.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo -de origen mexicano- y el Centro Internacional de Agricultura Tropical -con sede en Palmira, Valle del Cauca- diseñaron un interesante plan estratégico para aumentar la productividad y la rentabilidad de la producción sustentable de maíz en Colombia para el 2030. En nuestro país, el maíz es el tercer cultivo con mayor superficie sembrada, después del café y el arroz. Colombia consume maíz a un ritmo más rápido del que produce, por lo que depende cada vez más de las importaciones subsidiadas provenientes de Estados Unidos, beneficiadas por los menores aranceles del TLC y el rápido crecimiento de la demanda y las importaciones maiceras, avícolas y porcícolas.
En Colombia, coexisten dos
sistemas de producción de maíz, tecnificado y tradicional. El maíz
tecnificado representa el 48 por ciento del área sembrada con riego,
semillas certificadas, preparación del suelo, fertilizantes y
plaguicidas químicos, el cual tiene una productividad promedio de 5,4
toneladas por hectárea. El maíz tradicional, de chuzo y azadón,
esencialmente para autoconsumo, explica el 52 por ciento del cultivo de
maíz de nuestro país, el cual arroja bajas productividades de 2
toneladas por hectárea, muy inferiores al promedio mundial de 5,8
toneladas por hectárea y de 11 toneladas por hectárea de Estados Unidos.
De
lo anterior se colige que los desafíos para la supervivencia del maíz
nacional son formidables. Los principales resultados del estudio en
comento, que incluyen los posibles escenarios para el 2030, no son
halagüeños. Se espera un aumento del 27, 4 por ciento de la demanda
total de maíz, mientras que la producción nacional solo aumentaría el 4
por ciento. De acuerdo con estas proyecciones, habría un déficit de 5,9
millones de toneladas de maíz en el 2030, con lo cual sería necesario
incrementar las importaciones en 39 por ciento y retroceder en la
autosuficiencia maicera de 26 al 21 por ciento, en contravía de las
recomendaciones de la FAO del 75 por ciento.
Sin embargo, el
plan de acción propuesto enciende una luz de esperanza para responder al
reto de producir más y mejor en el 2030. La estrategia propone 5
motores de cambio y 15 acciones puntuales para sembrar 933 mil hectáreas
de maíz tecnificado, con semillas mejoradas, agricultura sostenible,
riego y conservación adaptada al cambio climático, cobertura de redes de
innovación y asistencia técnica, trazabilidad y centros de
infraestructura logística y acopio, que permitan alcanzar un rendimiento
promedio 6,5 toneladas por hectárea de maíz.
Para lograr estos
objetivos, resulta fundamental la estrecha cooperación entre los
sectores público y privado desde la XXIII Reunión Latinoamericana de
Maíz en Monteria, y en particular, entre los Ministerios de Agricultura y
de Comercio, Fenalce, Acosemillas y Agrosavia, que garanticen el
abastecimiento de semillas certificadas, genética aplicada y manejo
agronómico sustentable del cultivo de maíz, complementado con acciones
oficiales para promover la sustitución progresiva de importaciones por
producción nacional.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co