Cabalga en un caballo parduzco un quinto jinete que infunde recelo. Se trata del candidato Gustavo Petro, quien afina su discurso para infundir miedo.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis del Apóstol San Juan, también conocido como el libro de las Revelaciones, es el último texto del Nuevo Testamento al cual se le da un carácter exclusivamente profético, a pesar de sus simbolismos. El libro fue escrito entre los años 72 y 96 de nuestra era, durante las persecuciones romanas contra los cristianos bajo el emperador Domiciano.
El Apocalipsis es uno de los libros bíblicos menos leídos, y al mismo tiempo, más conocidos, seguramente por la crudeza de sus mensajes, e incluso, porque plantea cuestiones actuales como ningún otro libro de la cristiandad.
En estos tiempos, algunos analistas consideran que los cuatro jinetes se encuentran entre nosotros: El caballo rojo representa la guerra, una constante en la historia de la humanidad y de la mitología universal. Vladimir Putin personifica ese lado oscuro y genocida de la guerra en Europa, que no parece tener fin. El caballo bayo, dorado, que simboliza la muerte, viene por unos y luego regresa por otros, también ligado a las pestes, a las pandemias, y en nuestro tiempo, al covid-19. El caballo negro, el hambre, que, acompañado del infierno, causa estragos en los países más pobres. En nuestra era, las hambrunas de los tiempos medievales se encuentran muy cerca, al doblar la esquina. Y el caballo blanco, que encarna la esperanza.
En nuestras tierras, cabalga en un caballo parduzco un quinto jinete, que infunde recelo. Se trata del candidato presidencial, Gustavo Petro, quien ahora afina su discurso para infundir miedo. En una entrevista con José Manuel Acevedo de RCN, Petro respondió a la pregunta ¿qué haría distinto que no hubiera hecho en la primera vuelta?: “más o menos lo que hacía hace 20 o 30 años”, es decir, que regresaría a las andanzas del M-19. A lo anterior se suma la contestación a Yamid Amat de CM&, cuando afirmó que la candidatura de Rodolfo Hernández representaba “un mundo inestable, que le daría miedo”, réplica para infundir aún más miedo.
El creciente sentimiento antipetrista se origina en Petro mismo. El programa socialista de Petro sería el final del camino para la independencia del Banco de la Republica; el final del camino para las Administradoras de Pensiones y Cesantías (AFP) y sus cotizantes, cuyos ahorros se estatizarían; el final del camino para el mercado de capitales, que se nutre de los ahorros de los cotizantes a las AFP; el final del camino para la inversión extranjera en el sector minero-energético, derivado de las propuestas de suspensión de nuevas licencias de explotación de petróleo, carbón y desembalse de Hidroituango; el final del camino para el capitalismo empresarial a través de una reforma tributaria expropiatoria de 50 billones de pesos anuales; el final del camino para la agricultura comercial de escala, que se ‘democratizaría’: y el final del camino de la democracia liberal.
ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
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