– La decisión de enviar representación oficial a la posesión de Nicolás Maduro contradice los principios democráticos que el Gobierno de Colombia debería defender de acuerdo con la Constitución.

– Colombia no puede seguir legitimando implícitamente a un régimen que viola sistemáticamente derechos humanos fundamentales, persigue y reprime a la oposición, y que ha destruido las instituciones democráticas de Venezuela.

– A partir de hoy, 10 de enero, Nicolás Maduro no es el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela ni el comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas.