De acuerdo con estimaciones del gobierno norteamericano, el 95% de la cocaína que ingresa a EE. UU. se origina en Colombia. 

 

La Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca publicó recientemente su informe ‘Coca in The Andes’, en el cual asevera que “la producción de cocaína constituye una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y el bienestar de sus ciudadanos”. De acuerdo con las estimaciones del gobierno norteamericano, el 95 por ciento de la cocaína que ingresa a Estados Unidos se origina en Colombia.

 

Los estimativos estadounidenses del área cultivada de coca en nuestro país se apoyan en imágenes satelitales, complementadas con estudios de productividad cocalera. Esta metodología es actualizada anualmente con información clasificada, mediante la cual confirman los datos obtenidos vía satélite. Los resultados de estas estimaciones técnicas tienen, por tanto, un alto grado de confiabilidad internacional. Según esta evaluación, el área cultivada de coca en Colombia pasó de 78.000 hectáreas en el 2012 a 159.000 hectáreas en el 2015, lo cual arroja una tasa de crecimiento del 104 por ciento en este breve periodo. 

Las razones del crecimiento exponencial del cultivo de coca en nuestro país –fenómeno que nos coloca nuevamente como el primer productor mundial– tienen que ver con el desplome combinado de la aspersión área y la erradicación manual. La aspersión aérea se redujo en 67 por ciento entre el 2012 y el 2015, pues pasó de 100.549 hectáreas a 33.199 hectáreas, como consecuencia de la suspensión del uso de glifosato en las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos en octubre del 2015. La erradicación manual de cultivos de coca en Colombia también disminuyó de 30.486 hectáreas en el 2012 a 14.267 hectáreas en el 2015, equivalente al 53 por ciento, como resultado de los bloqueos generados por 140 movilizaciones contra la erradicación manual. Este año se han registrado 345 protestas con igual motivación. 

 

De acuerdo con las entrevistas realizadas por funcionarios norteamericanos con productores retirados de coca de Colombia y en Perú, el factor más importante que los motivaba a pasarse a los cultivos lícitos era la amenaza de erradicación. Al disminuir esta coacción, como ocurre actualmente, resulta razonable prever un aumento del cultivo de coca y el consecuente fracaso de la sustitución de cultivos. 

 

Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la producción potencial de clorhidrato de cocaína nacional es de 642 toneladas; considerando que el precio estimado es de 1.732 dólares por kilo, su valor comercial podría ascender a un billón de dólares, el cual se multiplica por 10 con la venta al detal en Estados Unidos. 

 

Como revelaría la antigua Ley de Say, la oferta de coca crea su propia demanda, de suerte que entre más coca se produce en Colombia, mayor es su consumo en Estados Unidos. Para romper este círculo maldito, es aconsejable volver a la aspersión aérea y fortalecer la erradicación manual, la sustitución de cultivos ilícitos y el desarrollo rural en las zonas productoras.

 

 

Andrés Espinosa Fenwarth
CEO de Inverdies
andresespinosa@inver10.co