Como dice Robin Sharma, autor canadiense de la célebre fábula espiritual titulada en forma sugestiva, “El monje que vendió su Ferrari”, moverse por prioridades es el secreto del dominio del tiempo. En esta era de pandemia, la prioridad absoluta para la defensa de la vida humana y la reactivación económica sostenible es la vacunación masiva contra el covid-19. No podemos seguir apostándole todos nuestros denarios y esfuerzos colectivos a las cuarentenas improductivas, que tienen postrado al sector productivo y a la sociedad colombiana.
La distribución segura y eficaz de las vacunas es el gran desafío de nuestro tiempo. El esfuerzo global involucrado en la investigación, desarrollo e implementación de las diferentes vacunas contra el coronavirus manifiesta lo mejor del capitalismo consciente, el rostro humano de la mayor tragedia económica y social del último siglo. Como dice la prestigiosa firma consultora global, McKinsey, si bien los esfuerzos de los científicos acercan la vacuna a la población, “ahora el testigo pasa de la comunidad científica a un nuevo esfuerzo de colaboración, liderado por el gobierno y los legisladores, los profesionales de la salud y el sector privado.”
Esto se debe a que el desafío de la implementación tiene múltiples facetas, que incluyen la adquisición, planeación, logística, distribución, cadena de frío y almacenaje, sumado a los retos nada despreciables, como el financiamiento, la compra y la comunicación oportuna a todos los ciudadanos a escala nacional y regional.
Según el Foro Económico Mundial, la confianza en las vacunas no debe darse por sentada. En Colombia, el Dane publicó recientemente una encuesta realizada a más de 10.000 personas, a quienes se les consultó si se aplicarían la vacuna contra el covid-19. El 59,9% de los encuestados aseguró que sí se vacunaría y el 40,1% señaló que no.
Por regiones, el Dane informa que hay una tendencia a favor de la vacunación en Quibdó (71%), Pasto (69,1%), Riohacha (67,5%), Medellín (65,9%) y Bogotá (58,9%). Las ciudades con más personas que no se vacunarían, porque consideran que no es seguro, son Ibagué (49,7%) y Bucaramanga (48,8%).
¡A vacunar tocan!