En lugar de poner en juego una transición energética gradual, nuestros dirigentes criollos le dan prevalencia a la ideología climática.
El discurso del Estado de la Unión, llamado así desde la presidencia de Franklin D Roosevelt, es una oportunidad de oro para presentarle un informe al pueblo estadounidense sobre la evolución de los temas más relevantes de los asuntos de gobierno. El martes de la semana pasada, el presidente Joe Biden le dio prioridad a la evolución de la economía. En su discurso hubo una línea de pensamiento que aún resuena en el firmamento del Capitolio en Washington: “Todavía vamos a necesitar petróleo y gas por un tiempo … al menos otra década”, sentenció el presidente Biden. Luego llamó a los petroleros a “perforar más pozos”.
A pesar de las interrupciones de siempre, que le dan sabor y le ponen picante a la intervención presidencial, los comentarios de Biden están en gran medida en línea con los pronósticos de los analistas especializados. El criterio del presidente Biden confirma una verdad incómoda sobre la transición energética del país: EE. UU. seguirá siendo un gran consumidor y productor de combustibles fósiles en el futuro; incluso a pesar del enorme crecimiento de la capacidad de energía renovable y la avalancha de proyectos de energía limpia anunciados en los últimos meses.
Claudio Galimberti, vicepresidente senior de análisis de Rystad Energy, compañía de investigación e inteligencia comercial de Noruega, calificó las observaciones del presidente Biden en el diario Financial Times como una “inyección de realismo” a su agenda climática. “En el futuro previsible, el petróleo seguirá siendo una fuente de energía extremadamente importante”, dijo Galimberti. “Estamos casi seguros que la demanda de petróleo seguirá aumentando, y si no aumenta, no disminuirá en los próximos siete a diez años”.
La visión del presidente Biden coincide plenamente con el panorama energético actual de la Administración de Información Energética, EIA por sus siglas en inglés. La EIA espera que la producción de petróleo y gas de EE. UU. crezcan hasta el año 2050, con un aumento que superaría el 24% en el periodo. Así las cosas, el petróleo y el gas seguirán siendo las principales fuentes de abastecimiento del consumo de energía norteamericana para mediados de siglo.
En Colombia, el gobierno Petro pretende prohibir la explotación de carbón térmico a cielo abierto a gran escala y cerrar la llave de la exploración y explotación de nuevos proyectos de hidrocarburos, a pesar de la elevada dependencia nacional de los combustibles fósiles, que son la columna vertebral de la economía y el fisco nacionales. En lugar de hacer uso del realismo estadounidense y poner en juego una transición energética gradual, nuestros dirigentes criollos le dan prevalencia a la ideología climática y nos condenan a la pobreza franciscana.
Razón tenía Albert Einstein cuando decía que “sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy tan seguro de la primera”.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
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