Ahora se inicia el proceso hacia una nueva sesión de investidura, con Sánchez como protagonista.

La fallida investidura del candidato más votado en las pasadas elecciones generales, Alberto Núñez Feijóo, es la tercera de la historia de la democracia española. Las dos anteriores, en las que no se consiguieron los votos suficientes para conformar gobierno, le correspondieron, en 2016 y 2019, al actual presidente en funciones, Pedro Sánchez.

El turno recayó en Feijóo del Partido Popular la semana pasada. El apoyo de Vox, Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro fue insuficiente para lograr la mayoría requerida de 176 escaños entre los 350 del Congreso de los Diputados; su vertical oposición a la amnistía y el independentismo, le cerraron la puerta del Palacio de la Moncloa.

El debate de investidura se convirtió en una tragicomedia por parte de Sánchez, quien, en contra de los usos y costumbres parlamentarias, decidió llegar tarde, ausentarse varias veces y mantenerse en silencio durante las dos sesiones de investidura de Feijóo.

Sánchez nombró vocero a Oscar Puente, diputado raso de Valladolid, socialista tosco de malas maneras, con el propósito de agraviar a Feijóo desde la sagrada tribuna del Hemiciclo de los Diputados. Las intervenciones de Feijóo en el debate de investidura abarcaron lo que sería su programa de gobierno y una moción de censura al gobierno de Sánchez, quien en su particular estilo del todo vale y el fin justifica los medios, prefirió huir hacia adelante para no responder a los cuestionamientos sobre las negociaciones que adelanta con los partidos independentistas catalanes y vascos.

Ahora se inicia el proceso hacia una nueva sesión de investidura, con Sánchez como protagonista, después del breve período de consultas del Rey Felipe VI con siete partidos políticos realizadas el pasado lunes y martes. Los independentistas catalanes y vascos rechazaron, sin decoro institucional, la invitación del monarca. Sánchez del PSOE, como el segundo más votado en las pasadas elecciones generales, tiene ahora hasta el 27 de noviembre para lograr una mayoría parlamentaria que le permita conformar un nuevo gobierno. De fracasar, habría nuevas elecciones generales el 14 de enero.

Las negociaciones por debajo de la mesa entre el gobierno en funciones de Sánchez y los independistas están en marcha hace meses, así lo nieguen los voceros del gobierno. Los independistas, incluidos los catalanes de Junts, que dirige a distancia el prófugo de la justicia española, Carlos Puigdemont, han subido el precio por la investidura de Sánchez en torno a sus exigencias de amnistía y autodeterminación, que son rechazadas por el 72% de los españoles.

Los partidos soberanistas catalanes y vascos pretenden desvertebrar a España con sus exigencias inconstitucionales de amnistía e independentismo para convertir a la nación española en un país federal. Los soberanistas buscan destruir los cimientos de la monarquía constitucional sobre los cuales se fundamenta la transición democrática española desde 1978.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
​Miembro del Consejo Directivo del ICP.
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