Los narcos también están involucrados en el régimen político, habida cuenta de que controlan los ayuntamientos en sus zonas de influencia criminal, donde la policía solo sirve para vigilar el tráfico vehicular.
La dulce melodía de la canción del compositor Chucho Monge, “México lindo y querido”, es un himno popular que representa el amor y el orgullo que los mexicanos sienten por la extraordinaria belleza de su país, sus raíces mexicas o aztecas, su patrimonio histórico, vasta cultura e identidad nacionalista. Al observar tantas maravillas juntas -como en ninguna otra parte en Mesoamérica- produce asombro y tristeza a la vez verificar la penetración de la cultura narco en México, que genera una profunda crisis de seguridad por la presencia del crimen organizado y la violencia resultante en una nación con 150 mil homicidios y 120 mil desaparecidos durante la presidencia de Ángel Manuel López Obrador, Amlo.
El mapa criminal elaborado por Lantia Intelligence identifica 10 carteles criminales de narcos que operan en México: Cartel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, del Golfo, Arellano Félix, Familia Michoacana, Rusos, Beltrán Leyva, del Noreste, Santa Rosa de Lima y Nueva Plaza. Los carteles mexicanos del narcotráfico han ampliado significativamente sus tentáculos delincuenciales para financiar su impresionante ejército de sicarios, estimado en 120 mil criminales, mediante la extorsión, denominada ´derecho de piso´, por medio del cual los negocios urbanos y agrícolas deben pagar por la protección de los narcos para poder mantenerlos abiertos, so pena de intimidación, incendio o asesinato.
Las decenas de negocios de los carteles incluyen la cadena de producción y distribución de cocaína y fentanilo, pero también incursionan en negocios con apariencia legal. Según la revista Science, los narcos son el quinto empleador en México, con 180 mil personas en nómina, red criminal que permea la estructura económica y social del país.
Los narcos también están involucrados en el régimen político, habida cuenta de que controlan los ayuntamientos en sus zonas de influencia criminal, donde la policía solo sirve para vigilar el tráfico vehicular.
Ahora los carteles le apuntan al control del poder judicial; el 1 de junio próximo, gracias a Amlo, México elige 850 magistrados -la mitad de la Corte Suprema de Justicia- y 1.800 jueces federales. Un narco Estado siniestro asoma sus pérfidas orejas.
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