El ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri, presentará el próximo primero de octubre, en la ciudad de Santa Marta –la bahía más linda de América–, el Plan Colombia Siembra de un millón de hectáreas para los siguientes tres años.

El Plan se fundamenta en tres ejes: recuperar la soberanía alimentaria del país, promover la producción eficiente y adelantar la sustitución de importaciones. Los productos priorizados son maíz y soya, de los cuales importamos 6,4 millones de toneladas en el 2014, equivalentes al 60 por ciento del total de los 10,7 millones de toneladas de productos agropecuarios importados el año pasado. Los otros cultivos escogidos por el Ministerio son hortalizas, cebada, lentejas, fríjol y arvejas, bienes que, en su conjunto, no tienen mayor relevancia en una política de esta naturaleza, que se fundamenta en la sustitución de importaciones. Ahora bien, pese a que las importaciones de otros productos como arroz, azúcar y algodón, no tienen aún las dimensiones del maíz y la soya, resulta de la mayor importancia incluirlos entre los productos elegibles en esta política oficial de sustitución de importaciones.

El concepto de soberanía alimentaria –que debería guiar el Plan del ministro Iragorri– fue desarrollado originalmente por la sociedad civil en los años 90, en respuesta a la globalización. Su presentación se hizo de forma paralela a la Cumbre Mundial de la Alimentación, organizada por la FAO, en Roma en 1996. Allí se definió que la soberanía alimentaria es el derecho de los Estados a definir su alimentación y su agricultura, proteger, regular la producción y el mercado nacional de los productos agrícolas, con el propósito de conseguir los objetivos de desarrollo sostenible, determinar el grado de autosuficiencia y limitar el dumping de productos alimenticios a sus mercados nacionales. Esta concepción complementa la seguridad alimentaria, definida oficialmente en la XII Conferencia Mundial de la FAO de 1989, cuyo objetivo es garantizar, en todo momento, el acceso físico y económico a los alimentos básicos requeridos por la población en general.

El Plan le apunta, de forma correcta, al aumento de la productividad agropecuaria, que en el caso de Colombia, refleja pobres resultados según la FAO. En efecto, la productividad total de los factores de producción del agro nacional fue ampliamente superada por Perú, Brasil, Chile, Ecuador y Estados Unidos en el periodo 2002-2011, resultados que deberían ser fuente de medidas correctivas que permitan superar este atraso tecnológico, que se hace evidente por el bajo uso de maquinaria agrícola.

Por último, el Plan del ministro Iragorri pretende promover la sustitución de importaciones, para lo cual es necesario coordinar con otros ministerios y el Departamento Nacional de Planeación, para que le pongan freno efectivo a la apertura arancelaria que busca precisamente lo contrario, aumentar las importaciones del agro nacional, en contravía de las disposiciones constitucionales que protegen la producción de alimentos.