Un grupo de economistas del Banco de la República y de las Universidades de São Paulo y Juiz de Fora en Brasil, publicaron recientemente un documento de trabajo titulado “Impacto económico regional del Covid-19 en Colombia”, que evalúa los efectos de las medidas de confinamiento ordenadas por el Gobierno Nacional.

El escrito calcula el quebranto económico que resulta de confinar en sus hogares a un grupo de empleados formales e informales de los distintos sectores y entidades territoriales del país. Del análisis de sus resultados, se puede inferir que en un escenario de confinamiento del 60 por ciento de la fuerza laboral, como el evidenciado en el mes de abril, las pérdidas económicas podrían ascender a 59 billones de pesos. Para el mes de mayo, asumiendo un entorno de aislamiento del 30 por ciento de los trabajadores, el menoscabo económico adicional sería de 38,6 billones para un total de 97,6 billones de pesos en estos meses, equivalente al 10,1 por ciento del PIB nacional.

El sector de servicios es el más afectado por la cuarentena, especialmente en alojamiento y comida, ocupaciones inmobiliarias y administrativas, actividades profesionales y técnicas, construcción y comercio, las cuales explican el 72,2 por ciento del desplome en la actividad económica nacional entre abril y mayo de 2020. Las ocupaciones que no enfrentan restricciones laborales o de movilidad se ven igualmente afectadas porque demandan y ofrecen bienes y servicios en otros sectores que se encuentran afectados por el confinamiento obligatorio, cuya dinámica no se refleja en esta investigación.

Bogotá y los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca explican el 50 por ciento del perjuicio económico nacional. Antioquia, Boyacá, San Andrés, Santander y Valle del Cauca surgen como las regiones más vulnerables a estas medidas de aislamiento. En el caso del departamento de Santander, el documento estima un perjuicio económico mensual de 3,6 billones de pesos, correspondiente al 6 por ciento del total. Los servicios revelan el 65,7 por ciento de las pérdidas departamentales y las manufacturas el 21,1 por ciento.

Así pues, la reactivación económica debe ser una prioridad.

Autor Andres Espinosa Fenwarth