En la medida en que ha escalado el conflicto en la región, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, se ha concentrado en el desmantelamiento de los cabecillas de estos grupos terroristas, que ponen en riesgo la seguridad y la existencia de Israel.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se encuentran atadas, por cosas del destino, a los eventos bélicos que se desarrollen en las próximas semanas en el Medio Oriente. El pasado lunes, Israel recordó con horror el peor ataque terrorista de nuestro tiempo desde la Segunda Guerra Mundial, masacre cuidadosamente preparada durante años y perpetrada con particular sevicia por las milicias gazatíes de Hamas en el sur de Israel.
Después de las inexplicables fallas estratégicas y de seguridad de octubre 7, la inteligencia israelí del Mossad y las Fuerzas Armadas se han recuperado y han respondido en desarrollo del derecho de la legítima defensa contra las milicias terroristas de Hamas, Hezbolá y Hutíes, ubicadas en Gaza, Beirut, Damasco y Yemen, que buscan de forma coordinada la completa destrucción del Estado de Israel.
En la medida en que ha escalado el conflicto en la región, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, se ha concentrado en el desmantelamiento de los cabecillas de estos grupos terroristas, que ponen en riesgo la seguridad y la existencia de Israel. La exitosa estrategia del Mossad, que le permitió detonar de forma simultánea los busca personas y los walkie-talkies de los principales líderes de Hamas, y los ataques aéreos con aviones F-35 contra los jefes de Hezbolá y Hutíes, les han devuelto la reputación perdida por la imprevisión evidenciada hace un año.
Las encuestas electorales en Estados Unidos reflejan esta escalada a favor de Trump y en detrimento de Kamala, quien luce menos preparada para actuar como Comandante en Jefe en una época de serios conflictos en Europa oriental y el Medio Oriente. Por ahora, el intercambio de ataques no ha involucrado directamente a Irán, pero es una cuestión de tiempo que ello ocurra, dado que desde Teherán se tocan tambores de guerras, se financia y provee el armamento contra Israel.
La suerte está echada para Trump y Kamala. El legado del presidente Biden luce empantanado por la ineficacia de su política exterior, que deja dos portaviones en el Medio Oriente y 40.000 soldados estacionados, listos para combatir.