El alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, nos deja una herencia insuperable. La Encuesta de Percepción Ciudadana 2013 confirma que las cosas en Bogotá van por mal camino desde hace 10 años. La tripleta izquierdista Garzón-Moreno-Petro logró revertir el buen momento que tenía la capital de la República al final de la gestión Castro-Peñalosa-Mockus. En el 2003, el 66 por ciento de los bogotanos consideraba que la ciudad iba por buen camino, contra el 39 por ciento en el 2013. Hace 10 años, el 71 por ciento de los bogotanos se sentía orgulloso de vivir en la ciudad, actualmente, el 55 por ciento piensa lo mismo.

La inseguridad y la inmovilidad muelen a Bogotá, metrópoli profanada por vulgares grafitis apadrinados por la administración distrital. La percepción de inseguridad pasó del 24 por ciento en el 2008 al 42 por ciento en el 2013. Hace 6 años, el 18 por ciento de los bogotanos respondió que le tomaba más tiempo desplazarse a su estudio o trabajo, respecto del año anterior. A finales del 2013, el 42 por ciento consideraba que sus desplazamientos requerían más tiempo.

El desastre administrativo de la alcaldía de Petro es colosal. De acuerdo con la Cámara Colombiana de la Infraestructura, el nivel de ejecución de los recursos destinados al Programa de Movilidad Humana es bajísimo. El presupuesto para el 2013 ascendió a 1,6 billones de pesos; se ejecutaron 322 mil millones, equivalentes al 20 por ciento del total. El mayor rezago se evidencia en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), con escuálidos desembolsos del 5,3 por ciento.

Según el IDU, de los 16.094 kilómetros/carril de Bogotá, el 44 por ciento exige reparación total, el 37 por ciento se encuentra en buen estado y el 19 por ciento restante requiere reparcheo. Las alcaldías menores, responsables por el mantenimiento de la malla –o coladera– vial, destrozada por 220 mil huecos, apenas ejecutaron el 13 por ciento de lo presupuestado. Razón tiene la Veeduría Distrital cuando afirma que “Bogotá tiene recursos, pero no capacidad para ejecutarlos”.

La calidad de vida en capital se ha deteriorado hasta el punto de que ahora son mayores los factores de expulsión ciudadana que los de atracción migratoria. El estudio de la firma internacional Mercer, ‘Calidad de Vida 2014’, realizado en 223 ciudades, así lo atestigua. Bogotá pasó del puesto 130 en el 2013 al 135 en el 2014. En opinión de Mercer, “los factores que han tenido más peso para que Bogotá bajara cinco posiciones este año son: el entorno político y social, la inestabilidad política de la ciudad, la delincuencia y la falta de infraestructura, transporte, servicios públicos, educación y salud”.

¡Peor, imposible!