El atronador fracaso del socialismo venezolano no tiene antecedentes en los tiempos modernos. Durante los últimos 15 años, el poder hegemónico del finado comandante Hugo Chávez y ahora del presidente Nicolás Maduro, dilapidaron la bonanza petrolera de Venezuela, décimo exportador de hidrocarburos con las mayores reservas del planeta.

La revista The Economist sostiene que Venezuela es “probablemente la economía peor administrada del mundo”. Conindustria calcula en 50 por ciento la caída de la actividad económica de las empresas en el primer semestre. De acuerdo con el Banco Central de Venezuela, el alza en los precios de los alimentos ascendió al 91 por ciento en agosto pasado, el déficit fiscal alcanzó el 17 por ciento del PIB, la escasez de alimentos excede el 35 por ciento, seis de cada diez medicinas no se encuentran en las farmacias y la tasa de cambio negro roza los 100 bolívares por dólar.

La calificadora de riesgo Standard & Poor’s rebajó la nota de Venezuela a la categoría “especulativa de alto riesgo”, cuyas distorsiones económicas y persistente polarización política incrementan el peligro de incumplimiento de la deuda externa del Gobierno.

El Indice Economic Freedom of the World, estimado por el Instituto Fraser de Canada para 152 países, refleja el perjuicio causado por el deplorable manejo económico de Venezuela de los últimos 15 años, lapso de tiempo en el cual esta nación saltó al vacío del puesto 14 al 152.

Al examinar los componentes del informe sobre libertades económicas, encontramos que el tamaño del Gobierno creció exponencialmente, pues Venezuela tenía el lugar 21 en 1980 y ahora exhibe el puesto 140. El deterioro del sistema judicial venezolano es evidente, puesto que se desplomó de la posición 30 en 1980 al lugar 152 en el 2014.

El envilecimiento de la moneda local es incuestionable, ya que Venezuela se derrumbó del puesto 27 en 1980 al 152 en el 2014. Tampoco sorprende el descalabro en materia de libertades comerciales, área donde Venezuela cayó del lugar 9 al 151 en el periodo mencionado.

El Indice de Competitividad Global 2014-2015 del Foro Económico Mundial confirma la destrucción de la economía de nuestros estimados vecinos. Las instituciones y el manejo macroeconómico venezolano, al igual que la eficiencia de los mercados laborales, financieros y de bienes, se encuentran calificados entre los peores del universo por la asfixiante intervención estatal. La masiva injerencia oficial se traduce en la expropiación sin indemnización de fincas y empresas productivas, controles de precios, ganancias y divisas, restricciones a la remisión de utilidades empresariales y de remesas de nuestros connacionales a Colombia.

A lo anterior se suman las actividades de ‘limpieza social’ de los colectivos civiles armados, la mordaza oficial impuesta a la libertad de prensa, el arbitrario encarcelamiento y la estigmatización de los opositores a un régimen autocrático de franca y anacrónica inspiración castrista. ¡Peor imposible!