Durante los últimos seis años, la política del Ministerio de Comercio e Industria ha girado en torno de la apertura hacia adentro, arquetipo que explica en alto grado el mayor desequilibrio comercial de la historia colombiana y el quebranto de una porción considerable de la base productiva de la nación colombiana, que percibe jugosos incentivos para importar en lugar de producir. El nombramiento de la Ministra María Claudia Lacouture, así como el adverso panorama del comercio internacional de Colombia, América Latina y el Caribe, favorecen el cambio hacia una estrategia centrada en la promoción, diversificación y facilitación de las exportaciones de sectores no tradicionales, particularmente de bienes, servicios y mercados.

De acuerdo con el estudio ‘Monitor de Comercio e Integración 2015’ del BID, la mayoría de los países de la región no ha enfocado sus políticas en la diversificación de su oferta exportable. En opinión de Paolo Giordano, economista del BID y coordinador del informe, “se han agotado las condiciones favorables que impulsaron las exportaciones de la región en la última década y, por tanto, es fundamental acelerar la diversificación por medio de políticas de promoción comercial, aprovechamiento de los acuerdos comerciales y fomento de la productividad”.

Durante el periodo de auge comercial 2003- 2011, algunas economías lograron aumentar su participación de mercado de manera significativa. Entre ellas, se destacan Bolivia, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay. Sin embargo, Brasil, Chile y Colombia mantuvieron sus participaciones estables, mientras que Argentina, Costa Rica y México no aprovecharon los vientos de cola y sufrieron pérdidas comerciales considerables.

La concentración de la oferta exportable en la región es absoluta y preocupante; en el caso de Colombia y Ecuador, la dependencia comercial alcanza un grado superlativo, países en los cuales cuatro productos explican el 75 por ciento del valor de las exportaciones, mientras que Panamá, Chile y Perú, con un promedio de 23 productos, se encuentran en una escala superior, seguidos por Uruguay, con 39. Por encima del promedio regional se ubican Argentina, Brasil, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, con una media de 66 productos. México, con 132 productos de exportación, muestra el nivel más alto de diversificación comercial.

Según el BID, en el corto plazo, el débil desempeño exportador regional se convierte en un factor de vulnerabilidad de las balanzas de pagos, vía el vertiginoso incremento de los déficits en la cuenta corriente, que “puede inducir realineaciones cambiarias reales en países con esquemas flexibles”. Este podría ser el caso de Colombia y el comportamiento del peso, el cual podría contribuir, en el mediano plazo, a mejorar la competitividad y auspiciar el retorno del crecimiento de las exportaciones no tradicionales. Para lograrlo, el BID considera que la diversificación comercial debería ser una prioridad gubernamental y empresarial.

Llegó, así, la hora de reemplazar el modelo anacrónico de apertura hacia adentro por la promoción inteligente de las exportaciones de bienes y servicios colombianos.