Estrategia para resucitar el campo

Según la FAO, la productividad rural de los últimos 20 años pasó de 4.134 dólares en 1997 a 5.597 en el 2017, equivalente a un aumento del 45%.

Desde hace 20 años, la agricultura colombiana sube por la escalera mientras el agro de nuestros vecinos y competidores lo hace en ascensor.

Esta sencilla metáfora evidencia la realidad de la agricultura nacional, caracterizada por los bajos niveles de crecimiento del área cultivada y de producción agraria, famélico desarrollo de su productividad e informalidad laboral del 87 por ciento. 

De acuerdo con la FAO, el área sembrada de Colombia creció 500 mil hectáreas entre 1997 y 2017. En igual periodo, el agro argentino aumentó sus cultivos en 22 millones de hectáreas. Brasil amplió su frontera agrícola en 14 millones de hectáreas. Australia agregó 5 millones de hectáreas agrícolas y Bolivia adicionó 2 millones de hectáreas de explotación rural. 

En materia de productividad, las cifras de nuestro país son igualmente decepcionantes, pálido reflejo de un notorio rezago agrario. Según la FAO, la productividad rural de los últimos 20 años (medida como el valor agregado por trabajador en dólares constantes) pasó de 4.134 dólares en 1997 a 5.597 dólares en el 2017, equivalente a un aumento del 45 ciento en el periodo. Por su lado, Brasil acrecentó su productividad por trabajador en 229 por ciento; Argentina en 199 por ciento; Estados Unidos en 138 por ciento; Chile en 117 por ciento; y Australia en 108 por ciento.

La producción agrícola de Colombia pasó de 10.036 millones de dólares en 1997 a 15.721 millones de dólares en el 2017, correspondiente a un aumento de 57 por ciento en 20 años, muy inferior al desempeño de otros países agrícolas. En Perú, la agricultura creció en 112 por ciento; en Brasil 109 por ciento; en Bolivia 95 por ciento; y en Argentina 71 por ciento. 

La tierra colombiana con riego creció 21por ciento en 20 años al pasar de 900.000 a 1’090.000 hectáreas. En Brasil, el área sembrada con riego ascendió el 112 por ciento a 7 millones de hectáreas en igual periodo; en Perú el 39 por ciento a 2.600.000 hectáreas; en Argentina el 52 por ciento a 2.300.000 hectáreas; y en Ecuador el 74 por ciento a 1.500.000 hectáreas. 

Para revertir el abandono estructural y la politización institucional agrícola, se requiere una estrategia de nueve pilares: 

1) Priorización de la agricultura como una política de Estado de interés nacional.
2) Protección de la propiedad privada y reforma de la Unidad Agrícola Familiar.
3) Implementación de un régimen tributario agropecuario con una tarifa única del impuesto de renta del 10 por ciento y depreciación acelerada para maquinaria, equipo y distritos de riego. 
4) Formalización del empleo rural con un régimen flexible acorde con los ciclos de producción. 
5) Masificación de la asistencia técnica, crédito y seguro de cosechas. 
6) Provisión de bienes públicos -vivienda, agua potable, alcantarillado, vías terciarias-, educación técnica y capacitación de la mujer rural.
7) Fortalecimiento de la tecnocracia.
8) Ampliación de la parafiscalidad agropecuaria. 
9) Creación del fondo de estabilización de maíz.

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co

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1 comentario

  1. Alberto Lora

    Estimado Andrés,

    En tus acertados comentarios. Un factor que es de suma importancia para el desarrollo del agro es la incorporación de las nuevas tecnologías y las ventajas de la cuarta revolución industrial. Aunque la agricultura comercial tiene avances significativos, se requiere que llegue a todas las regiones y formas de producción.