Los resultados de las elecciones generales se dirigen hacia un potencial bloqueo institucional y la posible convocatoria de nuevos comicios.

Los resultados de las elecciones generales españolas del pasado domingo se dirigen hacia un potencial bloqueo institucional y la posible convocatoria de nuevos comicios. El Partido Popular, PP, la agrupación política más votada, liderada por Alberto Núñez Feijóo, no alcanzaría la mayoría absoluta requerida de 176 escaños en las Cortes Generales, ni siquiera con el apoyo de Vox, la Unión del Pueblo Navarro, UPN, y la Coalición Canaria. Para formar un nuevo gobierno, Feijóo requeriría el apoyo del Partido Nacionalista Vasco, PNV, que en el 2020, votó a favor de la investidura de Pedro Sánchez del PSOE.

Vox y el PNV son como el agua y el aceite; Vox, liderado por Santiago Abascal, defiende la unidad y la soberanía española y el PNV se mueve en torno a una concepción nacionalista y el independentismo vasco.

Del otro lado del espectro político español, la izquierda socialista tampoco la tiene fácil. Pedro Sánchez, actual presidente del gobierno de España, podría intentar quedarse en La Moncloa con el apoyo de la izquierda radical de Sumar de Yolanda Díaz, Izquierda Republicana de Cataluña, ERC, que recién apela a la aritmética del independentismo, el PNV, EH Bildu, partido nacionalista e independentista vasco de extrema izquierda, conformado por antiguos miembros del grupo terrorista ETA y Junts per Catalunya, partido independista catalán, cuyo líder, Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña, es prófugo de la justicia desde hace cinco años y medio.

Puigdemont, radicado y protegido por el gobierno belga, enfrenta una orden de búsqueda, captura e ingreso en prisión de la Fiscalía del Tribunal Supremo por los delitos de desobediencia y malversación agravada de fondos, con penas privativas de la libertad de hasta 12 años.

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, consciente de la importancia de su apoyo político para facilitar la investidura de Sánchez, elevó el precio de su colectividad y exigió el tránsito hacia la “amnistía y la autodeterminación” de Cataluña. De lo anterior se colige que en el evento en que Sánchez pueda fraguar una coalición tipo Frankenstein, se pondría en riesgo la unidad de España, hasta el punto que el PSOE recibiría una nación y al final de su mandato podría entregar tres.

Así pues, los apretados resultados electorales ponen a prueba a la democracia parlamentaria española, afincada en una sólida monarquía constitucional. A partir del 23 de agosto, el Rey Felipe VI podría dar inicio a la ronda de consultas con los grupos parlamentarios de la nueva legislatura para identificar el candidato con las mejores posibilidades para articular una mayoría parlamentaria, que le permita a Su Majestad proponer un candidato a la presidencia de gobierno. En el evento en que el nominado no consiga el apoyo parlamentario, se convocarían, como escenario más probable, nuevas elecciones generales.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co