Rodolfo y Marelen son la tabla de salvación, económica y política, de un país verdaderamente atribulado con la campaña electoral más sucia.
El filósofo neerlandés de origen sefardí, Baruch Spinoza, afirmaba que las dos emociones básicas del ser humano son el miedo y la esperanza. En principio, el miedo surge de la expectativa de un posible daño por ocurrir. La esperanza, por el contrario, se nutre de una expectativa sobre algo bueno que pueda suceder.
Spinoza -al igual que Maquiavelo- pensaba que el miedo era el factor fundacional de la política de los autócratas. De hecho, Maquiavelo le recomendaba al príncipe, al gobernante opresor de turno, que era mejor ser temido que ser amado. El todo vale y el fin justifica los medios eran la esencia misma del devenir político de la época.
El miedo es tan importante que tiene su propia mitología. El dios griego Pan, generador del miedo enloquecedor, el pánico, o Fobos, el padre de todas las fobias, son dos ejemplos de diferentes dioses que dominaban el reino del miedo irracional que generaban los déspotas en la antigüedad.
En estos tiempos electorales, los colombianos enfrentamos los mismos temores.El país nacional y el país político se estremecen, angustiados, entre el miedo y la esperanza. Gustavo Petro, el candidato del Pacto Histórico, Francia Márquez, su fórmula vicepresidencial, y sus sombríos correligionarios, representan el miedo.
Los PetroVideos son la prueba reina de la bajeza de sus intenciones políticas, que, en lugar de controvertir a sus contrincantes, buscan destruirlos con aleves ataques. La ruindad de su accionar antiético pretende demoler a sus adversarios para que lleguen, decimados, exangües, a las urnas. La campaña sucia del Pacto Histórico procura generar miedo, coartar la libertad del juicio político de los colombianos, inducir a la inmovilidad electoral al promover el voto en blanco y promover la sumisión de sus seguidores, entre políticos inescrupulosos y ciegos académicos, que no quieren ver, con honestidad intelectual, la realidad. El petrismo, una vez en el poder, arrasará todos los diques de contención institucional que puedan defender la democracia, la libertad de prensa, la independencia del BanRepública y las libertades individuales, económicas y empresariales.
Al igual que en las otras tiranías de la región -mal llamadas progresistas- Petro convocaría a una asamblea constituyente que apruebe la reelección -sucesiva o indefinida- y borre de un plumazo la separación de poderes que sustenta la democracia colombiana, imperfecta sí, pero democracia al fin de al cabo. Rodolfo Hernandez, el ingeniero, con su serena e inteligente fórmula vicepresidencial, Marelen Castillo, son depositarios de la esperanza de un pueblo, por un mejor futuro, y de la preservación de la democracia liberal y el fortalecimiento de la triada Estado, empresariado y sociedad. Rodolfo y Marelen son la tabla de salvación, económica y política, de un país verdaderamente atribulado con la campaña electoral más sucia de la historia.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co