El aumento del IVA y otros impuestos indirectos, sumado a las altas tasas de interés del sistema bancario colombiano, disminuyeron la capacidad de gasto y consumo de los hogares. El menor poder adquisitivo de las familias, derivado del incremento de la inflación, también contribuyó a la desaceleración del crecimiento económico. Adicionalmente, si bien se ha observado una leve recuperación de la demanda externa, su crecimiento sigue bajo e insuficiente para impulsar de forma robusta las exportaciones del país, que sigue sin generar una oferta exportable sostenida. En este contexto, las cifras de actividad económica para el primer trimestre de 2017, apuntan a una demanda interna más débil que la estimada por el Emisor tres meses atrás. Los indicadores del índice de confianza del consumidor y las ventas al por menor apuntan a tasas históricamente bajas. La inversión podría registrar una recuperación modesta, principalmente por el comportamiento de las obras civiles, afectadas por las denuncias de corrupción. La dinámica de las exportaciones netas habría restado al crecimiento. Con estas cifras, el equipo técnico del Banco de la República estima un crecimiento económico de 1,3% para el primer trimestre de 2017, con una recuperación modesta en el segundo semestre del año. La dinámica de la demanda interna seguiría débil, liderada principalmente por la mermada inversión en obras civiles. Es probable que la demanda externa y los términos de intercambio del país se sigan recuperando gradualmente, pero con alta incertidumbre. Por todo lo anterior, el equipo técnico del Emisor redujo la proyección de crecimiento para todo 2017 de 2,0% a 1,8%, crecimiento a todas luces mediocre y preocupante, que confirma que nuestro país tiene apagados los motores del crecimiento de la economía.