La ausencia de sentido común gubernamental es sistémica. 

La sabiduría popular anota que el sentido común es el menos común de los sentidos, especialmente en el ámbito político del actual Gobierno. Para analizar esta cuestión, es preciso preguntarse, ¿qué se entiende por sentido común? El Diccionario de la Real Academia Española lo define como un modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas. Es decir, pensar y obrar secuencialmente como lo haría el común de la gente. 

La política en los tiempos actuales resulta ser algo muy peculiar cuando se examina bajo el prisma del sentido común. Resulta descabellado pensar, como lo hace el presidente Gustavo Petro, que la crisis climática del mundo actual sea un efecto lógico de la acumulación de capital que conduce a la extensión de la humanidad.

Fundamentado en esta absurda hipótesis, Petro se convierte -como don Quijote y su feroz acometida en solitario contra los molinos de viento- en enemigo gratuito del capitalismo y de las fuerzas económicas, tecnológicas y sociales que han forjado el mundo desde la revolución industrial que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña hasta nuestros días.

Las conjeturas no comprobadas no son verdad. Este es el caso de las energías de origen fósil -petróleo, carbón y gas-, que, imaginariamente, según Petro, extinguen la humanidad. No importa cuantas veces lo proclame, o que tan alto sea el pedestal que utilice para su perorata, no es cierto que las energías fósiles conduzcan a la extinción de la vida como la conocemos.

Al aplicar el tamiz del sentido común al modelo mesiánico y catastrofista de Petro, nos encontramos con la insoslayable realidad. El sentido común le impide a Petro adueñarse de la verdad revelada sobre el cambio climático a nivel planetario; le exige, de alguna manera, incluso por su investidura, mayores expresiones de humildad republicana en lugar de la arrogancia climática propia de activistas como la joven sueca, Greta Thunberg.

La ausencia de sentido común gubernamental es sistémica. Se puede convertir a Colombia en una potencia mundial del conocimiento, pero resulta insensato reducir a la mitad el presupuesto de Ciencia y Tecnología; se pueden corregir las fallas del régimen de salud, pero no enterrarlo y dejar sin sanidad a la gente; se puede proponer un reforma laboral para atornillar a los sindicatos, pero no darle un portazo al empleo y la informalidad; se puede proponer una renta solidaria para los más vulnerables, pero no comprometer la sostenibilidad del régimen pensional ni la existencia del mercado de capitales.

El sentido común es un legado de nuestros mayores para ser libres, para no ser esclavos de aquellos que quieren cambiarlo todo de raíz, del cambio por el cambio. Como dice Orwell en su novela 1984, para el totalitarismo “la herejía de las herejías es el sentido común”. 

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co

Fuente: https://www.portafolio.co/opinion/andres-espinosa-fenwarth/el-sentido-comun-de-la-politica-581964