El país manifiesta su preocupación por la salud del presidente, Gustavo Petro, quien fue tratado en Cuba de un cáncer en el esófago en abril de 2020.

Desde la perspectiva política y mediática, el titular de prensa, radio o televisión más preocupante de todos es cuando se hace público que el presidente en ejercicio está enfermo. En Estados Unidos, Canadá y los países europeos, por lo general, se da a conocer el estado de salud de los candidatos a la presidencia y luego cuando acceden a la primera magistratura. Se abandonaron las prácticas de camuflaje informativo del siglo pasado, de la era presidencial de John F. Kennedy, George Pompidou y François Mitterrand, quienes de forma sistemática, casi sagrada, ocultaron sus graves males de salud, a pesar de los cuales alcanzaron o mantuvieron las riendas del poder.

En América Latina, tenemos de todo, como en botica. En Colombia, la crisis más grave de salud se evidenció durante la gira presidencial de Virgilio Barco a Corea del Sur y Japón en septiembre de 1987, impasse que resultó en dos operaciones de urgencia, primero por una afección intestinal en un hospital militar de Seúl y luego en Anchorage, Alaska, por una diverticulitis aguda. Desde aquel momento, se oficializó en nuestro país la gobernabilidad virtual, a través del Fax y posteriormente vía Internet.

En este siglo, los colombianos se conmocionaron con la isquemia y los cinco puentes coronarios del vicepresidente, Angelino Garzón, de comienzos de la pasada década.

Sobresale el ocultamiento y el viacrucis de salud del mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, quien, inicialmente en secreto, se puso en manos de la medicina cubana para hacerle frente a un cáncer de colon, que a la postre le costó la vida en marzo de 2013.

Ahora bien, la noticia oficial que el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, sería intervenido quirúrgicamente por un cáncer de próstata, en octubre de 2012, tomó a todos por sorpresa. No menos preocupante ha sido la confirmación del melanoma del actual mandatario de Ecuador, Guillermo Lasso, quien recientemente viajó a Houston, EE. UU., para recibir tratamiento. Actualmente, el país manifiesta su preocupación por la salud del presidente, Gustavo Petro, quien fue tratado en Cuba de un cáncer en el esófago en abril de 2020. En los primeros días de su gobierno, generó mucha confusión su inasistencia a la ceremonia de reconocimiento de las Fuerzas Militares, cuya cancelación obedeció a un profundo dolor de estómago, razón precedida por cuatro versiones oficiales, todas contradictorias. La semana pasada, la Presidencia de la República confirmó que el presidente Petro sufría una bronquitis aguda no obstructiva, ahora con influenza tipo A.

En estos tiempos, la salud de los mandatarios se convierte en un asunto de seguridad nacional, hasta el punto que su evolución se mueve en paralelo con la salud de la nación.

Así pues, es menester que los reportes de salud del jefe de Estado sean de conocimiento público de forma veraz, oportuna y obligatoria.

Andrés Espinosa Fenwarth 
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co