A diferencia de otras economías de la región, el FMI espera que Perú crezca más rápido este año y el próximo, con tasas de 3,7 y 4,1 por ciento.

La actividad económica en América Latina y el Caribe sigue disminuyendo, con una contracción del 0,6 por ciento, proyectada para el 2016 por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La mayoría de los países exportadores de materias primas en la región experimentarán una desaceleración de su actividad económica este año. En Colombia, el FMI proyecta un mediocre crecimiento del 2,2 por ciento en el 2016, inferior a la cifra estimada el año anterior, de 3,1 por ciento. 

A diferencia de otras economías de Latinoamérica, el FMI espera que Perú crezca más rápido este año y el próximo, con tasas de 3,7 y 4,1 por ciento, respectivamente, resultantes de la expansión de los sectores minero, agroalimentario y de inversión pública. A lo cual se suma una inflación promedio anual del 3,5 por ciento, la mitad de la inflación colombiana.

No sorprende, entonces, que Perú sea considerado por los economistas como el mercado emergente más importante de la región, con crecimiento ininterrumpido y baja inflación registrada durante los últimos 7 años. Los principales motores del milagro peruano se encuentran en los sectores de la alimentación y la minería, los cuales crecieron a una tasa del 10 por ciento en el primer semestre del 2016, en comparación con el año anterior. 

La agricultura peruana evidencia gran dinamismo, promovido por el desarrollo del sector agroexportador, el cual creció a un ritmo del 14,5 por ciento anual desde el 2000. 

La creación de grandes embalses, gracias a la construcción de centrales hidroeléctricas en la era del presidente Alberto Fujimori, le dio al país un suministro de agua confiable, con una inversión a gran escala en los sistemas de riego públicos, que se mantiene. En el periodo 2011-2016, Perú invirtió 177 millones de dólares en proyectos de riego que han beneficiado a 315.000 productores agrícolas. 

Como resultado de la expansión de la inversión pública en riego en la región costera del desierto, las exportaciones agrícolas peruanas se quintuplicaron, al pasar de 1,3 mil millones de dólares en el 2004 a 6 mil millones dólares en el 2016; las proyecciones para el 2021 ascienden a 10 mil millones de dólares. Paralelamente, la producción agraria redujo la pobreza rural en 16 por ciento y el ingreso mensual promedio de esta actividad se duplicó en el periodo. 

Más allá de estos números, se advierte un prolongado y vibrante dinamismo en Perú, palpable a la luz de las formidables oportunidades que tiene para ofrecer a los inversionistas, con seguridad, incentivos y tasas promedio de tributación empresarial del 35,9 por ciento, la mitad de los impuestos cobrados en Colombia. Desde el puerto de Callao al centro histórico de Lima, célebre por sus restaurantes y balcones coloniales de vieja madera, el ambiente empresarial es radicalmente distinto al que se vivía hace 20 años, cuando los terroristas, comunistas de Sendero Luminoso, actualmente bajo tierra, literalmente asediaban la democracia y paralizaban al Estado peruano.