Se reaviva debate en el país sobre la pérdida de representación de la industria en el PIB.

El cierre, el miércoles, de las plantas en Medellín y Barranquilla de la centenaria Compañía Colombiana de Tabaco (Coltabaco), para que se concentre en las importaciones de cigarrillos, sorprendió y avivó opiniones sobre desindustrialización en el país.

Las decisiones de relocalización de plantas, la pérdida de rentabilidad y la competencia desleal también se mencionan como posibles causas de la decisión de su dueño, la estadounidense Philip Morris (PM), propietario de la marca Marlboro.
Y es que la salida de la tabacalera colombiana –dueña del tradicional sello Pielroja, entre otros– del negocio de fabricación se da en un momento en que, según el Dane, la producción manufacturera creció 3 por ciento en el primer trimestre.

En total, se esfuman 250 de los 900 empleos en Coltabaco (650 son la fuerza de comercialización).


Bajo su nuevo modelo, Philip Morris dijo que consolidará la integración de Coltabaco con las compañías afiliadas de PM en Ecuador, Perú y Venezuela. 

A pesar de que la tabacalera adujo el contrabando –que según la firma Invamer controla cerca de 25 por ciento del mercado de cigarrillos– como la causa de su decisión, una fuente de la industria no descartó que sea debido a un asunto que no tiene que ver con la coyuntura del sector. “El contrabando es un problema generalizado en la región y todas las tabacaleras trabajan en países donde hay altos niveles del delito”, explicó.

El contrabando es un problema generalizado en la región y todas las tabacaleras trabajan en países donde hay altos niveles del delito

Al respecto, cabe recordar que British American Tobacco (BAT), que cerró su planta de cigarrillos en Colombia en el 2014, no adujo el contrabando como la razón de su cambio sino concentrarse en la operación comercial. Dice que se afectaron menos de 100 personas con el cierre de la antigua factoría de Protabaco.

Coltabaco, además, aparece en su balance del 2018 con un alza en la facturación, frente al 2017, del 12,2 por ciento, a 639.380 millones de pesos, aunque con una pérdida neta de 3.124 millones de pesos; lo que genera preguntas si hubo causas de otro orden.Más cierres 

Expertos aceptan las tesis de que producir desde el país resulta menos rentable que hacerlo desde otras naciones vecinas, donde existen importantes estímulos a las exportaciones, entre otros.

Entre ello, porque también, en el 2013, el grupo francés Icollantas-Michelin cerró sus factorías en Chusacá, Cundinamarca, y en Cali, que ocupaban 460 trabajadores. Ese mismo año, la farmacéutica Bayer además trasladó a México y Guatemala la operación de la fábrica de Cali, donde se elaboraban Aspirina, Alka-Seltzer y las cremas Canesten; y también pasó a importarlas. Los afectados fueron unos 100 trabajadores. 

En el 2014, la Compañía Colombiana Automotriz (CCA) cerró su planta en Bogotá, donde ensamblaba los vehículos japoneses Mazda, y despidió a 500 personas y empezó a abastecer el mercado interno desde México. Y para completar, en el 2015, Mondelez International clausuró la unidad de chicles Adams y Trident en Cali, y despidió a 480 personas. En total, son 6 los grandes casos de cierres de plantas de multinacionales, y en los que en los últimos años se perdieron 1.890 empleos directos.