Una investigación financiada por el Emisor considera que la política comercial de nuestro país es cada día más proteccionista.
El Banco de la República ejerce las funciones de banca central en Colombia. Según la Constitución, su principal objetivo es preservar la capacidad adquisitiva de la moneda en estrecha coordinación con la política económica.
Pese a esta taxativa delineación de funciones, parece salirse de su órbita al promover indirectamente una nueva apertura comercial, incluso más profunda que la impuesta en los años noventa.
Una investigación financiada por el Emisor considera que la política comercial de nuestro país es cada día más proteccionista, como consecuencia del elevado número de medidas no arancelarias, que supuestamente frenan la apertura comercial.
De acuerdo con este estudio, los instrumentos legítimos de defensa comercial –las salvaguardias generales y agropecuarias, los derechos antidumping y los gravámenes compensatorios de subsidios prohibidos y las medidas sanitarias y fitosanitarias–, regidos por la Organización Mundial de Comercio (OMC), los TLC y el ordenamiento legal interno, son instrumentos proteccionistas que le ponen talanqueras a la apertura comercial.
En opinión de los investigadores del Banco, el proteccionismo es el mayor desincentivo para exportar. Para solucionar este hipotético atolladero, el documento de marras propone una reforma comercial con aranceles planos y bajos para los 98 capítulos del Arancel de Aduanas, que abandone el presunto proteccionismo de las últimas décadas.
Desde 1991, Colombia eliminó las barreras no arancelarias, en particular, la lista de prohibida importación y el régimen de licencia previa. Según la OMC, Colombia redujo los aranceles aplicados promedio del 17,0 por ciento al 5,4 por ciento entre 1991 y el 2018, como resultado de las dos rebajas arancelarias unilaterales del 2010 y el 2011, complementadas con la desgravación gradual de los TLC de los últimos 15 años.
Como consecuencia de lo anterior, las importaciones de Colombia como proporción del PIB aumentaron del 8,6 por ciento en 1991 al 15,5 por ciento en el 2018. En consecuencia, los investigadores del Emisor no tienen razón cuando catalogan la política comercial del país como proteccionista.
El documento del Banco considera que la preocupante atonía exportadora y la falta de diversificación de la oferta exportable obedecen al proteccionismo de las últimas décadas y los elevados costos de operar en el país.
Si bien es cierto que atinan respecto del quebranto de la competitividad generado por las gravosas deficiencias en infraestructura vial, portuaria y de logística, las razones de fondo del descalabro exportador tienen que ver con la ausencia de una verdadera política de promoción de exportaciones y la pérdida de foco de Bancoldex y ProColombia.
En otro ensayo, un asesor del Consejo Superior de Comercio Exterior sostiene, erradamente y sin fundamento, que los instrumentos legítimos de defensa comercial de la OMC y los TLC son “medidas proteccionistas no arancelarias”, lo cual explica las demoras en los procesos de investigación correspondientes, más aún en los casos en que se requieren acciones defensivas urgentes como en etanol, cuya inexplicable dilación va en contravía del interés nacional.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co