El eje del mal -encarnado por el lavado de activos del narcotráfico y el contrabando- tiene postrados a los sectores agropecuario e industrial de nuestro país. En opinión del director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, “el 90 por ciento del lavado de dinero se está haciendo a través de importaciones irregulares. Antes llegaba la plata en avionetas, ahora lo que mueven son mercancías que venden muy baratas en el país”.
De acuerdo con la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf), el contrabando vuelca 12 billones de pesos en Colombia, equivalentes al 1,7 por ciento del PIB. Desde la perspectiva de la Dian, el contrabando genera una pérdida fiscal de 1.500 millones de dólares anuales, representada por un menor recaudo de impuestos, equivalente al gravamen de la gasolina.
Los gremios agrícolas han singularizado de tiempo atrás este flagelo. Fedegan y las autoridades sanitarias de Estados Unidos han advertido que hasta tanto no se controle el contrabando de animales desde Venezuela -país aftoso por excelencia- no hay posibilidad alguna de obtener la admisibilidad sanitaria para exportar nuestros productos pecuarios al mercado norteamericano.
Fedepalma denunció que el 30 por ciento del mercado nacional de aceite es controlado por contrabandistas. Fedearroz estima que el año pasado ingresaron al país 600.000 toneladas de arroz de contrabando, correspondientes al 27 por ciento de la producción nacional. Fenavi indicó que ingresan ilegalmente al país 1.400 toneladas anuales de carne de pollo venezolano. El matute es responsable por el envío diario de 400.000 unidades de huevo desde Ecuador. La cebolla viene de Perú y Holanda, y los ajos, de España.
Según la Dian, el contrabando socava el mercado doméstico y deprime los precios de acero, calzado, textiles, confecciones, productos farmacéuticos y veterinarios, agroquímicos, computadores y celulares. De las 28 millones de botellas de licores que se importan anualmente en Colombia, únicamente 6 millones pagan impuestos; la evasión fiscal supera los 200 millones de dólares anuales. El Tiempo reveló que el matute de cigarrillos paraguayos, que ingresa ilegalmente por Aruba y Curazao, capturó el 20 por ciento del mercado local.
La erradicación del contrabando es un asunto de seguridad nacional y supervivencia institucional, que exige el fortalecimiento de la Policía Fiscal y Aduanera, la recuperación de la soberanía perdida en puertos y aeropuertos, y la separación funcional de las Aduanas de la Dirección de Impuestos Nacionales. El Gobierno mostró inicialmente buenas intenciones cuando presentó el proyecto de ley 094 en septiembre del 2013 -que procura prevenir, controlar y sancionar el contrabando, el lavado de activos y la evasión fiscal-, pero luego exhibió insuficiente determinación al no acompañarlo con una solicitud de urgencia en su trámite legislativo, como dispone nuestra Constitución.