Qué podíamos esperar del mandatario, como se preguntaba el filósofo chino, Confucio, ¿si uno no sabe gobernarse a sí mismo, cómo podrá a los demás?
En el diario vivir, hacemos referencia a un cuento chino como algo que es difícil de creer, que genera especial escepticismo, expresión popular originada en Europa a mediados del siglo XIX. En la actualidad, es pertinente vincular este cuento asiático a la Ruta de la Seda de la República Popular China lanzada en 2013, que pretende fortalecer los lazos económicos y políticos entre Asia, Europa, África y A. Latina por medio de programas estratégicos, conectividad y endeudamiento estatal en infraestructura, energía, comunicaciones, comercio, inversión y desarrollo tecnológico.
En el marco del IV Foro Ministerial China-Celac, realizado en Pekín la semana pasada -iniciativa que desde sus orígenes excluye a EE. UU. y Canadá-, Colombia y China acordaron un plan gaseoso de cooperación sin obligaciones para la adhesión de nuestro país a la Ruta de la Seda, estrategia que fracasó por la ausencia de objetivos y propuestas serias de Colombia y la incapacidad diplomática para eliminar los visados para los colombianos. En cambio, China les respondió a los proyectos serios de relacionamiento binacional de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay con el retiro de la exigencia de visas.
La adhesión de Colombia a la Ruta de la Seda dejó al margen las consultas previas en la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, las Comisiones Permanentes Segundas del Senado, la Cámara de Representantes, el Consejo Superior y la Comisión Mixta de Comercio Exterior. Esta determinación oficial responde, exclusivamente, a un interés ideológico del presidente Gustavo Petro de arrimarse a China, estado socialista administrado en forma autocrática por el Partido Comunista desde 1949.
El Servicio de Investigación del Congreso estadounidense observa que si bien el acercamiento chino a Latinoamérica no busca provocar directamente a EE. UU., refleja una maniobra diplomática para contrarrestar su presencia e influencia en la región. Todo indica que la decisión inconsulta de Petro de sumarse a la Ruta de la Seda anhela, precisamente, reducir la preponderancia comercial, económica y política de EE. UU. en Colombia y abrirle un espacio en los mismos frentes al influjo comunista chino.
El Departamento de Estado estadounidense se refirió a la sumisión de Petro a la Ruta de la Seda como “decepcionante y contraproducente”, que expone a Colombia -como ocurrió en Venezuela, Perú y Ecuador- a la trampa de la deuda china y al menoscabo resultante de la soberanía nacional. El Departamento de Estado también anunció que se “opondrá enérgicamente a proyectos recientes y a próximos desembolsos por parte del BID y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales controladas por el gobierno chino en Colombia”.
Le fue muy mal a Petro en China. Pero qué podíamos esperar los colombianos del mandatario, como se preguntaba el filósofo chino, Confucio, ¿si uno no sabe gobernarse a sí mismo, cómo podrá gobernar a los demás?
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
Clara Susana Escobar
Interesante artículo sobre la llamada Ruta de La Seda que entendemos es más la ruta de la «deuda» ya que por donde pasa no es para ayudar sino para comprometer en una deuda eterna ; y que se podía esperar de Petro quien pretendía venderle cebolla al exportador más grande de cebolla ! cuando lo que necesitan los chinos es carbón, el detestado carbón de Petro que es oro en polvo para los chinos contaminadores , que tanto critica el presidente intergalactico