La segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 11 de abril en Ecuador está para alquilar balcón. El Consejo Nacional Electoral confirmó que Andrés Arauz, el candidato del expresidente y prófugo de la justicia ecuatoriana, Rafael Correa, quien hizo campaña por la Unión por la Esperanza, UNES, obtuvo el primer lugar con 3.033.971 votos (32,72%). El otro candidato que pasa a la segunda vuelta es Guillermo Lasso, empresario, banquero y político ecuatoriano del Movimiento CREO, plataforma política de las campañas presidenciales de 2013, 2017 y 2021 con la cual obtuvo 1.830.172 votos (19,74%).
El fiel de la balanza de la presidencia ecuatoriana depende de la inclinación de los otros dos aspirantes en esta contienda electoral. El primero de ellos es el candidato indigenista, Yaku Pérez de Pachakutik, cuencano de 51 años de origen humilde y doctor en Jurisprudencia, quien mantiene en vilo al establecimiento con su cuestionamiento electoral y sus marchas en bicicleta. Yaku -agua en quechua- obtuvo 1.797.057 votos (19,39%). Yaku representa el 7% de los 17 millones de ecuatorianos que se identifican como indígenas.
El otro político que podría incidir en la elección presidencial es Xavier Hervas con 1.453.915 votos (15,68%) de Izquierda Democrática. Hervas, a pesar de quedar en cuarto lugar, está a cuatro puntos de Lasso y de Yaku. El principal logro de Hervas fue haber concitado el interés de los jóvenes a través de las redes sociales, quienes, decepcionados con el manejo de la política local, el correísmo y el populismo, conforman la mitad del padrón electoral.
La inclinación hacia la izquierda en Ecuador se evidencia en la preferencia de los electores por Arauz, Yaku y Hervas, quienes doblan en votación a Lasso. La composición de la nueva Asamblea confirma este favoritismo. UNES de Arauz tendrá 50 escaños. Pachakutik de Yaku tendrá 27 asambleístas y la Izquierda Democrática de Hervas, 18. En la otra orilla, se encuentran el Partido Social Cristiano con 19 curules y el Movimiento CREO de Lasso con 12.
De mantenerse esta tendencia, el correísmo y su corruptela podrían volver al Palacio de Carondelet.