El eje energético Berlín-Moscú fue impulsado no solo por factores económicos -el bajo costo y la facilidad de suministro-, sino también por el imperativo alemán de Wandel durch Handel, o ‘cambio a través del comercio’

Alemania y Rusia han mantenido una estrecha relación energética desde 1970. En aquella época, los alemanes pagaban el gas natural soviético con tuberías de acero. En la medida en que la política energética de Alemania se volvía más sostenible en lo ambiental, se aumentaba su dependencia económica y política del gas y el petróleo rusos. 

Durante los gobiernos del canciller Gerhard Schröder y luego con la canciller Angela Merkel, Berlín decidió eliminar gradualmente la energía nuclear y cerrar luego todas las centrales eléctricas de carbón, con lo cual el suministro de gas y petróleo de origen soviético se tornó prácticamente indispensable. Incluso cuando Rusia invadió a Georgia, intervino en Siria, anexó la península de Crimea y fomentó una guerra separatista en el este de Ucrania, Alemania incrementó las importaciones de energía rusa. 

El eje energético Berlín-Moscú fue impulsado no solo por factores económicos -el bajo costo y la facilidad de suministro-, sino también por el imperativo alemán de Wandel durch Handel, o ‘cambio a través del comercio’. La idea estratégica consistía en que una creciente interdependencia económica estabilizaría la relación política Rusia-Alemania. El gobierno de Merkel no solo respaldó el gasoducto Nord Stream 2 para aumentar el flujo de gas ruso bombeado directamente a Alemania a través del Mar Báltico, sino que se mantuvo al margen mientras las empresas controladas por el Kremlin se apoderaban de piezas clave de la infraestructura energética de Alemania. Esta narrativa política eliminó inicialmente los temores que el pueblo alemán podría haber tenido en torno a esta desequilibrada dependencia de Rusia, política internacional que ahora hace agua en Berlín y en Bruselas por la invasión rusa a Ucrania. 

El gobierno del canciller Olaf Schulz sostiene que desde la agresión militar rusa en Ucrania, Alemania ha reducido su dependencia del carbón ruso del 50 al 25 por ciento, del petróleo del 35 al 25 por ciento y del gas del 55 al 40 ciento. Alemania pretende retirar el gas ruso a mediados de 2024 y abandonar las compras de petróleo soviético para diciembre de este año. Ucrania no puede esperar tanto. 

Autor Andres Espinosa Fenwarth