El populismo es un maestro en la tergiversación lingüística, parte integral de la crisis de la posverdad que estamos viviendo.
La diputada española, Cayetana Álvarez de Toledo, nos sedujo con una conferencia magistral organizada por el Partido Conservador de Colombia, titulada ‘Democracia o populismo’.
A la letra, Cayetana sostuvo que en Colombia se juega el futuro de la democracia liberal Latinoamericana. Primero, por su importancia en el mapa geoestratégico –país grande, potencia económica y estratégica–. Segundo, porque es la ficha que en estos momentos le falta al Grupo de Puebla para su apuesta populista. Y tercero, porque es una pieza muy importante en una partida a largo plazo donde juegan actores de gran peso internacional.
Colombia es la plataforma de los planes del populismo internacional para sustituir el orden liberal por un modelo de caos con tintes autocráticos, incompatible con la libertad del individuo, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la separación de poderes, el Estado de Derecho, la seguridad jurídica, el pluralismo político, clases medias fuertes, sociedad abierta y un mercado libre, es decir, los grandes valores de la ilustración que son los que han permitido la convivencia y el progreso.
El populismo, definido como el impúdico culto al pueblo con espurios fines antidemocráticos, encaja como un guante en lo que estamos viendo en Colombia.
El populismo busca el fracaso de la política y la democracia. El populismo es un maestro en la tergiversación lingüística, parte integral de la crisis de la posverdad que estamos viviendo.
Los populistas son muy hábiles en el manoseo y tergiversación de los conceptos. Dicen paz, pero quieren decir impunidad; dicen diálogo, cuando en realidad quieren decir claudicación. Se hacen llamar progresistas cuando realmente promueven una gran involución hacia la irracionalidad y el tribalismo identitario de ideas fracasadas.
Cayetana sostiene que Gustavo Petro es el caballo de Troya de la democracia colombiana. Petro está dispuesto a sacrificar la salud, el empleo, la seguridad, el bienestar de los colombianos para llegar al poder. Indicó que todo es una muestra de falta de escrúpulos y una disposición para llegar al poder como sea. En nombre del pueblo, destruye al pueblo para llegar al poder.
Esos son delitos de leso patriotismo según Cayetana, que deben ser denunciados políticamente con claridad y con la serenidad que otorga la verdad para saber que estamos defendiendo los verdaderos intereses de todos los colombianos.
Estamos a tiempo, Colombia está a tiempo, manifestó Cayetana. Debemos mostrar no solo el optimismo de la voluntad, de la libertad. La libertad y la democracia necesitan ser activamente defendidas. Se requiere una actitud de militancia democrática en Colombia, dentro y fuera del país.
Para ello se requieren convicciones, coraje, capacidad de desafío, claridad en las ideas y un apropiado manejo de las palabras. Cayetana, al proclamarse militante de la democracia colombiana, propuso crear el Grupo de Bogotá o de Barcelona para contrarrestar las fuerzas populistas en Colombia y en Hispanoamérica.