La oposición liderada en Inglaterra por el parlamentario laborista, Jeremy Corbyn, marxista admirador de Stalin, pretende trabar el Brexit.
Desde la aprobación del referéndum a favor del retiro del Reino Unido de la Unión Europea en junio de 2016 (conocido globalmente como Brexit), la clase política británica que se opone ciegamente al Gobierno del primer ministro conservador, Boris Johnson, mantiene secuestrado el futuro de una nación de glorioso pasado imperial, que en su locura, como diría el célebre poeta árabe, Kahlil Gibran, ha encontrado por fin la soledad y la seguridad de no de ser comprendido por nadie.
Lo ocurrido recientemente en el
Parlamento de Westminster desafía la razón, pone en riesgo la unidad
británica y fractura la democracia de esta portentosa y antigua
monarquía parlamentaria.
La obligación del actual mandatario,
Boris Johnson, se contrae, en este asunto en particular, a cumplir el
mandato soberano de un pueblo que votó por el Brexit. El tiempo para
evaluar su conveniencia es cosa del pasado.
La democracia
depende del respeto de las mayorías, por precarias que ellas sean, para
evitar la polarización política que se vive en países como el nuestro,
precisamente por el desconocimiento del resultado plebiscitario en torno
del acuerdo de paz.
No sorprende, entonces, que el ambiente
predominante en los hogares ingleses sea similar al que se vive en
Colombia en estos tiempos de encendida esperanza y auténtica
incertidumbre.
La semana anterior, el primer ministro Johnson
sorprendió a todos con un acuerdo negociado con la Comisión Europea, que
supera el de su antecesora, Theresa May, el cual le permitiría a Gran
Bretaña cumplir con el referéndum mediante una salida ordenada de la
Unión Europea.
Sin embargo, la aprobación de una sorpresiva
enmienda legislativa del defenestrado parlamentario conservador, Oliver
Letwin, presentada en una sesión especial del Parlamento en Londres
convocada el pasado sábado para examinar el mencionado tratado, obligó
al primer ministro Johnson a solicitar una extensión del Brexit más allá
de del 31 de octubre próximo, fecha definida por su antecesora y la
burocracia en Bruselas.
Esta sesión especial del Parlamento, la
cual no se realizaba desde la guerra de las Malvinas en 1982, fue
manejada con la oscura complicidad de su presidente, John Bercow
(denominado speaker en el argot legislativo), quien se opone a la
aprobación del tratado del primer ministro Johnson.
No existen
antecedentes para una acción de sabotaje de esta naturaleza en el
Parlamento inglés, que desde 1864 no ha rechazado ningún pacto
internacional.
En opinión de Vernon Bogdsnor, profesor de King’s
College , la enmienda Letwin es un truco inconstitucional, que busca
tomar el control del Gobierno a sabiendas de que los parlamentarios
británicos no pueden negociar con los europeos, solo el Ejecutivo puede
hacerlo.
La oposición liderada en Inglaterra por el parlamentario
laborista, Jeremy Corbyn, marxista admirador de Stalin, pretende trabar
el Brexit para reabrir la posibilidad de otro referéndum que contradiga
el anterior, facilite una moción de censura contra Boris Johnson y se
traduzca en nuevas elecciones que le permitan ser primer ministro.
¡La saga continúa
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co