Durante los últimos 10 años, Bogotá ha sufrido, primero, las funestas consecuencias del ‘carrusel’ de la contratación de los alcaldes del Polo Democrático, y luego, el circo de las tutelas y la triste administración del petrismo autocrático.

La veedora Distrital, Adriana Córdoba, presentó recientemente su informe de ejecución presupuestal de la inversión directa y de los giros perfeccionados por las entidades de la administración de Bogotá.
De acuerdo con este reporte, la Alcaldía Mayor y sus entidades adscritas comprometieron 2,5 billones pesos –de un total de 11,9 billones de pesos– en los tres primeros meses del año, equivalentes al 21 por ciento.
En materia de giros –pago de los compromisos adquiridos–, por valor de 752.000 millones de pesos, la ejecución fue del 6 por ciento, la más baja de los últimos años.
La Secretaría de Movilidad también se raja en cumplimiento, con el 10 por ciento en presupuesto y 2 por ciento en desembolsos.

La Secretaría de Hacienda registra, igualmente, un bajo desempeño, el más exiguo de la historia reciente: 17 por ciento en apropiaciones y 1 por ciento en giros.
Las entidades que conforman los establecimientos públicos presentan una lamentable gestión en materia de inversión directa: 10 por ciento en apropiaciones y 4 por ciento en pago de compromisos adquiridos. Metrovivienda, entidad encargada de gestionar el suelo urbanizable de la ciudad, solo ha ejecutado el 7 por ciento y autorizado el 2 por ciento de los pagos.

Según la Contraloría Distrital, de los 2.006 tramos viales priorizados por la ciudadanía, se han realizado 118. Las obras de la malla vial local que hacen parte del Convenio No. 1292 del 2012, perforada por más de 220 mil huecos, tienen un abismal atraso del 90 por ciento. Si bien el presupuesto para la educación se incrementó en 1 billón de pesos entre el 2012 y el 2013, los resultados también son deplorables por la ausencia de ejecución. La meta del Alcalde Mayor era construir 86 colegios nuevos, de los cuales se ha concretado uno, en el barrio San José de Castilla, en Kennedy; de los 43 colegios abandonados como sinfonías inconclusas, solamente se han terminado 4.
Al valorar lo anterior, nadie puede sorprenderse por el lastimoso estado de la capital de la República.

La primera edición del Índice Cities in Motion (Icim), preparado por el Center for Globalization and Strategy y el Departamento de Estrategia del Iese Business School de la Universidad de Navarra, nos coloca en el puesto 107 entre 135 ciudades de 55 países. La gestión pública, la gobernanza y la movilidad resultaron, como era de esperarse, mal calificadas. Nos fue mejor en economía, medio ambiente y proyección internacional.
¡Por fortuna, la esperanza, lo único que nos queda, es lo último que se pierde!