Para que la economía salga de la trampa de ingreso medio, es fundamental promover políticas públicas que tengan impacto favorable en la productividad.

El Fondo Monetario Internacional proyectó un crecimiento de la economía colombiana del 2,7 por ciento para el 2018 y del 3,5 por ciento para el 2019, dinamismo sustentado en la recuperación significativa del consumo privado y la inversión empresarial. Pese a lo anterior, Colombia se mantiene sumida en la trampa de ingreso medio, fenómeno que la literatura especializada define como la incapacidad de sostener un crecimiento elevado a largo plazo.

Este escenario es especialmente complejo y preocupante, dado que en las primeras etapas de desarrollo económico, los países como el nuestro crecen rápidamente para luego estancarse cuando se acercan al límite mínimo de ingreso alto per cápita de 22.000 dólares, medido en términos de Paridad del Poder Adquisitivo. Este es el caso de Colombia, pues, según la Ocde, seguimos atrapados en un nivel inferior al mencionado umbral, con un ingreso per cápita de 12.927 dólares.

En vista de lo anterior, resulta necesario y legítimo preguntarse lo siguiente: ¿cuáles son los cuellos de botella que nos impiden crecer a tasas superiores y qué podemos hacer para resolverlos? Nos preguntamos, también, ¿podremos salir de la trampa de ingreso medio? Los investigadores de Fedesarrollo, Hernando José Gómez y Laura Higuera, intentan responder a estos interrogantes en su estudio titulado ¿Es posible crecer a un ritmo superior al 4 por ciento anual?

Los mencionados autores reconocen que en lo corrido del presente siglo, una de las principales limitaciones del desarrollo económico en nuestro país ha sido el comportamiento negativo de la productividad, reflejo del uso ineficiente de los factores de producción y la presencia de tres barreras que malogran su desempeño y reducen el crecimiento potencial de largo plazo de nuestra economía en cerca de 1 por ciento al año. 

La primera restricción tiene que ver con la inadecuada provisión de bienes públicos, la cual reduce la capacidad de crecimiento de la economía. La segunda se encuentra vinculada con las rigideces de los mercados en el frente laboral, tierras productivas y comercio internacional, que frenan el desarrollo nacional. En tercer lugar, se destacan los engorrosos aspectos regulatorios, incluidos la negativa incidencia generada por la asfixiante carga tributaria nacional y municipal, que promueven el creciente éxodo de empresarios y sus inversiones en el exterior en busca de un panorama fiscal menos oneroso y enmarañado que el nuestro. 

Como estamos, resulta imposible que la economía colombiana salga de la trampa de ingreso medio. Para ello, es fundamental promover políticas públicas que tengan un impacto favorable en la productividad de los factores de producción (tierra, capital y trabajo), mediante una renovada estrategia de bienes públicos en materia de infraestructura, vías terciarias, logística, educación, investigación e innovación en ciencia y tecnología, flexibilización de las políticas laborales, urbanas y rurales, protección de la propiedad de tierras y formalización, reducción de la carga tributaria de las empresas, eliminación de la doble tributación y aumento de la base de los gravámenes indirectos.