Las inquietudes de EE. UU. tienen que ver con el posible monitoreo de la actividad del Canal por China, que controla las terminales de contenedores.


Durante su discurso inaugural, el presidente Donald Trump reiteró que “China opera el Canal de Panamá y no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y lo vamos a recuperar”. El Canal de Panamá tiene 82 kilómetros. Cada año, 14.000 barcos atraviesan la nación centroamericana, que conecta los Océanos Atlántico y Pacífico. De acuerdo con la periodista de investigación de Diálogo, Sabina Nicholls, esta vía acuática maneja alrededor del 6% del volumen del comercio marítimo mundial y el 57,5% de la carga que se transporta en buques contenedores de Asia a la costa este de Estados Unidos.

El Canal interoceánico es operado por la Autoridad de Panamá desde 1999, en cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter y de Neutralidad de 1977.

Este último fue enmendado por el Congreso de EE. UU. para permitir su aprobación, con base en la propuesta del senador de Arizona, Dennis Deconcini, del 15 de marzo de 1978, que a la letra reza: “Si el Canal es cerrado, o sus operaciones son interferidas, EE. UU. y Panamá tendrán cada una independientemente el derecho de tomar los pasos que consideren necesarios de acuerdo a sus procesos constitucionales, incluyendo el uso de fuerza militar en Panamá para reabrir el Canal o restaurar las operaciones del Canal”.

Las empresas chinas, tanto privadas como estatales, han incrementado su presencia estratégica y económica en Panamá, por medio del despliegue de su poder blando con billones de dólares en inversiones, incluida una terminal de cruceros turísticos en la entrada del Canal de Panamá por el lado Pacífico y un cuarto puente de seis carriles, que conectará las dos costas marítimas del Canal.

Las preocupaciones centrales de la administración Trump se ventilaron en la audiencia convocada por el Comité de Comercio, Ciencias y Transporte del Senado norteamericano del pasado 28 de enero. El encargado de marcar la pauta fue el senador por el Estado de Texas, Ted Cruz, del partido Republicano, quien hizo serias alegaciones sobre las violaciones al Tratado de Neutralidad suscrito entre EE. UU. y Panamá, nación que en 2017 rompió relaciones con Taiwán y formalizó su dependencia oficial de China.

Las inquietudes de Estados Unidos tienen que ver con el posible monitoreo de la actividad del Canal por parte de China, que controla hasta el 2047 las terminales de contenedores de Cristóbal y Balboa, los dos puertos estratégicos y de transbordo marítimo más importantes de Latinoamérica, ubicados en las entradas norte del Océano Atlántico y sur del Océano Pacífico del Canal.

En una entrevista con Diálogo, Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército estadounidense, comentó que “en un eventual conflicto, Pekín podría cerrar el Canal de Panamá si así lo quisiera”. Así pues, la amenaza geoestratégica china en Panamá es real.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
​Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co