Resulta incomprensible que Petro concentre su inquina personal contra la cúpula de la Federación, en lugar de apoyar a su dirigencia. 

El presidente Petro destapó su Juego de Tronos en su puja por el control absoluto de la Federación Nacional de Cafeteros, creada por y para los cafeteros en 1927.

La Federación es una de las organizaciones no gubernamentales rurales más grandes del planeta, con 540.000 productores afiliados a lo largo y ancho del país cafetero nacional.

La Federación nombró por unanimidad como Gerente a Germán Alberto Bahamón, oriundo de Huila, el departamento cafetero más grande del país. 

¡Y aquí fue Troya! Petro desconoció el largo pero garantista proceso democrático de elección de Bahamón y cortó los canales de comunicación con la gerencia, que por cerca de una centuria han sido la norma de comportamiento entre el Estado y el gremio cafetero.

El mandatario exige una reestructuración de Fedecafé y cuestiona la dirigencia de la entidad al hacer referencia a la brecha económica 
que existe entre el salario que gana el gerente del gremio en comparación con un productor de café.

Comparación absurda que igual podría aplicarse a cualquier asunto público o privado para argumentar falta de igualdad o ausencia de democracia.

De hecho, el mandatario recalcó en un tono amenazante desde Pitalito, Huila, que se debían realizar ajustes en la estructura de la entidad, pues de lo contrario, el Gobierno “finiquitaría” el contrato de administración del Fondo Nacional de Café con la Federación, vigente hasta el año 2026.

La agenda cafetera de cinco puntos debería ser otra: 

1. El desplome de la producción cafetera acumulada anual a 10,7 millones de sacos contra 12 millones de sacos del año anterior. 

2. El marchitamiento de la renovación de cafetales envejecidos por siembras con nuevas variedades resistentes a la roya con granos más grandes y mayor floración, que podrían elevar la producción cafetera a 20 millones de sacos anuales.

3. Caída de las exportaciones acumuladas de café de 12,4 millones de sacos en 2022 a 10 millones de sacos en 2023.

4. Revisión de las finanzas del Fondo Nacional de Cafeteros a la luz de las riesgosas operaciones financieras y retrasos en el cumplimiento de los compromisos de café para entrega futura con la participación de las cooperativas cafeteras, que también requieren -o exigen- una renovación institucional.

5. Solución de fondo al pasivo pensional originado desde la liquidación de la Flota Mercante Gran Colombiana en 1997, que, desde entonces, desangra las arcas del Fondo Nacional de Café.

Así pues, resulta incomprensible que Petro concentre su inquina personal contra la cúpula de la Federación, en lugar de apoyar a su dirigencia para resolver los verdaderos problemas que aquejan a los 540.000 productores de café representados por Fedecafé, de la cual todos los colombianos nos sentimos orgullosos y agradecidos por su invaluable aporte económico y social al país.

Andrés Espinosa Fenwarth

Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co