El Ministerio de Comercio Exterior de Ecuador se valió de la Navidad para solicitarle a la Comunidad Andina un pronunciamiento sumario sobre la aplicación de una salvaguardia cambiaria de emergencia para compensar las alteraciones de competencia, supuestamente causadas por las devaluaciones del peso colombiano y del sol peruano.
Cinco días después, sin esperar el dictamen andino como lo exige el artículo 98 del Acuerdo de Cartagena, el Comité de Comercio Exterior ecuatoriano ordenó la aplicación, a partir del 5 de enero del 2015, de un derecho ad valorem, equivalente a la devaluación del 21 por ciento de la moneda colombiana y del 7 por ciento de la divisa peruana.
Entretanto, el rechazo y la indignación empresarial por el atropello ecuatoriano crecían como la espuma, situación que obligó a los gobiernos andinos (que una semana atrás se trataban como hermanos del alma en el Encuentro Presidencial y III Gabinete Binacional en el que Ecuador omitió mencionar este trascendental asunto) a reunirse de prisa a nivel ministerial en Quito el 14 de enero.
Ecuador planteó allí la posibilidad de disminuir el nivel de la salvaguardia del 21 al 17,4 por ciento, cuyos criterios de aplicación serían revisados en un mes. Colombia y Ecuador propusieron excluir las materias primas, insumos y bienes de capital del ámbito de la salvaguardia.
Por su parte, el Ministerio de Comercio de nuestro país sorpresivamente aceptó la medida cambiaria imputada por Ecuador en el evento de que el vecino país la rebajara del 21 al 7 por ciento, acorde con la devaluación real del año 2014. Con esta movida chueca, Colombia cedió conceptualmente a la absurda pretensión ecuatoriana, que busca compensar el impacto de la entrega de su soberanía monetaria derivada de la dolarización y la revaluación actual de su moneda circulante, con la arbitraria imposición de una salvaguardia ilegal, discriminatoria, sin fundamento técnico, ni ponderación política.
Los delegados colombianos también pactaron, de manera imprevista y sin consultarles a los productores nacionales, un contingente de arroz blanco de 80 mil toneladas a favor de Ecuador, disponible todo el año 2015, enmarcado en la política oficial de promoción colombiana de las exportaciones de Ecuador a Colombia, que persigue equilibrar la balanza comercial.
De acuerdo con el comunicado emitido por las delegaciones andinas al final de la reunión ministerial, la aprobación definitiva de estas medidas, que benefician exclusivamente a Ecuador, le corresponde al Consejo Superior de Comercio Exterior de Colombia y al Consejo de Comercio Exterior de Ecuador, entidades que se pronunciarán a más tardar el próximo 26 de enero.
El Ejecutivo debería reflexionar sosegadamente sobre lo ocurrido y consultar seriamente con los dolientes colombianos para poder enderezar este entuerto antes de que sea tarde. Por fortuna, como decía el escritor italiano Giovanni Papini, “los astutos vencen siempre en el primer momento y suelen ser vencidos antes del fin”.