La virulencia oficial desatada contra los opositores del régimen autocrático del presidente Nicolás Maduro y las acciones de fuerza consumadas contra los empresarios venezolanos, han cruzado el punto de no retorno.

 

La operación militar fraguada por 80 agentes encapuchados del servicio de inteligencia de Venezuela, Sebin, armados con potentes rifles de asalto y desplegados nerviosamente para ejecutar la arbitraria detención y el ilegal encarcelamiento del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, es la notificación oficial del acrecentamiento de la persecución judicial y política contra los dirigentes de oposición venezolana. En opinión de la revista The Economist, el operativo de seguridad evidenciado contra el alcalde Ledezma podría ser la señal de que el régimen del presidente Nicolás Maduro está perdiendo el control y que se mantendrá en el poder por la fuerza al precio que sea.

De acuerdo con la versión digital del diario El Nacional, periódico que milagrosamente se mantiene en pie, a pesar del asfixiante cerco ejercido contra los medios de comunicación venezolanos, la próxima víctima de la política de ‘mano de hierro’, definida así por el presidente Maduro, sería el diputado opositor Julio Borges. Este desafuero se sumaría a los atropellos perpetrados contra el líder opositor, Leopoldo López, injustamente encarcelado desde hace más de un año, y contra María Corina Machado, heroína despojada ilegítimamente de su credencial de diputada, agredida físicamente y perseguida por los tribunales desde el 2010.

El presidente Maduro sostiene que no hay crisis económica, sino un boicot empresarial. De acuerdo con el mandatario, hay “acaparadores” de productos, que no los ponen a la venta para subir los precios y desestabilizar a su Gobierno, razón por la cual comenzó una “ofensiva económica”, que incluye prisión y multas confiscatorias para numerosos empresarios locales. La conocida red de droguerías Farmatodo y la cadena de tiendas Día a Día fueron los primeros damnificados de esta imaginaria “guerra alimentaria” contra el pueblo venezolano, que pretende generar una cortina de humo que desvíe la atención del colapso del socialismo chavista del siglo XXI.

Como diría el Libertador, Simón Bolívar, en cualquier nación americana, como en Venezuela, cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, cuando los poderes públicos pierden su independencia, cuando el Estado de Derecho, las libertades individuales y de prensa están seriamente comprometidas, cuando se ultraja a la oposición, cuando la economía está hecha pedazos, cuando las empresas productivas –agobiadas por asfixiantes controles– lucen remotas, cuando la democracia se aleja presurosa como el viento, cuando todo esto se da, los hombres se rebelan, las pasiones se agitan y el bravo pueblo sale en busca del único sendero, del acuerdo nacional para la transición pacífica y democrática hacia un futuro más promisorio. Esta debe ser la consigna de los venezolanos, por una democracia respetuosa de los derechos humanos, de la vida, el patrimonio y la libertad de todos sus nacionales.