Se evidencia con propuestas del Gobierno socialista de Pedro Sánchez y de los mandatarios racistas de suspender el acuerdo comercial con Israel.

Aunque el antisemitismo se remonta a tiempos tan remotos como la antigua Roma, la Edad Media y el Renacimiento, el racismo se propagó en Europa con la expulsión de los judíos de España ordenada por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1942. El Edicto de expulsión suscrito en Granada rezaba a la letra: “Acordamos mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás vuelvan … bajo pena de muerte”. 

Este fue uno de los mayores yerros históricos de España, que a la postre, tuvo graves consecuencias económicas, sociales y culturales para la Corona y para la comunidad judía.

Los Edictos de expulsión de los judíos se encuadran dentro del propósito de unidad religiosa y territorial, que afectó a los sefardíes, es decir, a los judíos de Castilla y Aragón, y, después, con el Edicto de 1498, a los judíos del reino de Navarra, que entonces eran conocidos así porque Sefarad en hebreo es España.

Así pues, se denominan sefardíes a los judíos que vivieron en la Península Ibérica y, en particular, a sus descendientes, aquéllos que ante los Edictos de 1492 y 1498 tuvieron que escoger entre la conversión forzosa o a la expulsión de España.

Los hijos de Sefarad conservaron sus costumbres y el ladino o la haketía, español primigenio enriquecido con los idiomas de acogida, particularmente en Marruecos y Latinoamérica, quienes aceptaron sin rencor el silencio cómplice de una España adormecida por el extravío de la historia.

Con el paso del tiempo, esta injusticia se fue corrigiendo gradualmente; el primer acercamiento oficial tuvo lugar en el año 1886, cuando se autorizó la apertura de sinagogas en España, se creó la Casa de los Sefardíes y se fundó la Alianza Hispanohebrea. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) le abrió la posibilidad a la comunidad judía para adquirir la ciudadanía española.

La autocracia de Franco (1939-1975) comenzó la reparación de esta injusticia histórica cuando derogó los Edictos de expulsión. En 1978, con España en democracia, se permitió a los sefardíes optar a la nacionalidad por carta de naturaleza.

En 1986, con el ingreso de España a la Unión Europea, se restablecieron las relaciones diplomáticas con Israel. En 2002, se autorizó la nacionalidad española después de dos años de residencia legal para los iberoamericanos y sefardíes. El paso hacia la reconciliación con las comunidades sefardíes se cimentó con la Ley 12 de 2015, que aprobó la concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España.

El alarmante regreso del antisemitismo se evidencia con las propuestas del Gobierno socialista de Pedro Sánchez y de los mandatarios racistas suramericanos de suspender el acuerdo comercial con Israel e imponer un embargo a la venta de armas para desproteger, frente a sus enemigos que la quieren destruir, la única democracia que existe en el Medio Oriente.

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co